viernes, noviembre 13, 2020

TRES CUENTOS

 PARTE DEL PAISAJE


La tarde era inmejorable, el río calmo, daba la sensación que el bote se desplazaba  sin esfuerzo, una brazada era suficiente para que se deslizara varios metros a pesar de estar contracorriente. 


A ambos lados del río la vegetación era muy tupida y los colores verdes dominaban en decenas de tonalidades.


Solo se escuchaba el golpe de los remos sobre el agua, y pájaros distantes, quizás buscando el refugio para esa noche.


Desde que salí del pequeño muelle había transcurrido menos de una hora. Restaría quince minutos más para poder alcanzar la pequeña playa en donde encontraría a mi amigo.


A pesar de estar en un lugar seguro, por donde siempre transito, sentí un golpe suave en la quilla y la nítida sensación de haber quedado encallado en un banco de arena.


Me resultó un hecho muy extraño y raro para quedar encallado en ese lugar. Con uno de los remos traté de medir cuán grande era el banco, pero me sorprendió al comprobar que no detectaba ningún banco de arena, el remo se deslizaba sin ningún esfuerzo. 


¿Que era lo que me enganchó entonces? Supuse que tal vez había un tronco enganchado en algún lado, y eso provocó que el bote se detuviera.


Tomé nuevamente los remos y di dos brazadas bien fuertes,  pero el bote continuaba allí detenido.


El sol empezaba a ocultarse detrás de los árboles y empecé a considerar el hecho que no había prevenido, que me sorprendiera la noche sobre el río. 


La casa de mi amigo estaba en la orilla derecha, y como el río daba una pequeña curva a la derecha, no podía aún divisar la misma, pensé que si oscurecía podría ver seguramente alguna luz que me orientara.


Intenté nuevamente dos fuertes brazadas, pero fue inútil. Estaba acomodando los remos, cuando divise nítidamente en la margen izquierda, a un hombre y un niño que me observaban, estaría separado de ellos unos treinta metros.


Les grité, ¡hola, quedé aquí encallado, podrían ayudarme! 


Imaginé que quizás tenían un bote próximo, pero no oí respuesta solo el niño levantó su mano libre para saludarme.


Al mirar con mayor cuidado el hombre no era evidentemente por su vestimenta alguien de estos campos, su cabello era largo sujeto con una vincha roja, y pantalones de algodón blanco, y su torso desnudo al igual que el chico.


Reitere mi pedido de auxilio, pero solo se quedaron mirándome sin decir palabra. 


Luego, me dieron la espalda y se internaron en el frondoso bosque, hasta que los perdí de vista.


En ese mismo instante ese algo se desengancho de mi bote, y de inmediato la corriente suave lo hacía deslizar, tomé los remos y efectivamente el bote estaba libre.


Busqué mi celular y lo coloqué al frente de tal modo que me guiara pudiendo ver la margen derecha, al poco tiempo de remar una lucecita casi imperceptible me indicaba mi destino. 


Hola, Juan, … hola Jorge, qué te pasó qué llegaste tan tarde. Le conté lo ocurrido y Jorge me corroboró lo sucedido, los lugareños los llaman el indio y su hijo.


A todos les sucede lo mismo su embarcación se queda como encallada hasta que se retiran. Son esos misterios que nadie entenderá jamás, pero suceden.


¿Nunca te lo comenté? Que yo recuerde nunca, bueno, no le hacen mal a nadie, solo están allí,  siempre ocurre en el mismo lugar, forman parte del paisaje. 


EL PINTOR DE CUADROS 


Dante Josefino Alcaraz, profesión, pintor de paisajes, personas y objetos.


Dante era un hombre muy culto pero un poco loco, vivía en una vieja mansión de Belgrano, la cual estaba en sucesión, trámite por salir de un momento a otro, esto le permitía otorgarle a su vida una constante sensación de un presente muy precario y un futuro más incierto aún. Elementos que de acuerdo a su pensar eran situaciones indispensables para realizar arte de excelencia, según él, nadie con estabilidad económica holgada puede llegar a ser un gran artista.


Se comentaba que tenía un hermano menor que era embajador. Con excepción de una señora muy reservada, que se la veía realizar los mandados, a Dante nadie lo veía salir o entrar jamás de la casona, se decía que todos los meses llegaba un sobre de su hermano, que él ni siquiera abría, con dinero para afrontar su alimentación y los demás gastos de la casa incluido el sueldo de la señora.


El hombre para realizar sus obras artísticas poseía una técnica interesante, primero las pensaba detalladamente frente al bastidor con su tela en blanco, a un lado sobre un taburete alto descansaban sus pinceles, su paleta y los tarros con óleo.


El amplio ventanal de su taller daba a un extenso parque bastante descuidado, el que ostentaba una fuente de mármol blanco que hacía años que no funcionaba. 


Esa tarde Dante se ubicó frente a su caballete en su pequeño escritorio y en su cuaderno de notas escribió:


Tema: el bote del pescador


Será de color azul gastado con tonalidades verdosas que se refleja en el agua que escurre sobre la arena del mar, una vieja soga, está amarrada a un poste, el principal objetivo será darle la máxima realidad al agua y al cielo de un atardecer impresionante.


Un lejano paisaje de un puerto de alguna pequeña ciudad costera, borroso, para que no compita con la intención principal. 


El cielo tendrá una tonalidad rojiza por un sol que se desvanece iluminando un trazo de nubes lejanas. La línea de horizonte estará ubicada en el tercio superior y un único punto de fuga sobre esta línea en el centro de la tela.


El bote, tendrá una inscripción borrosa que alcanza para poder leerla "Nápoles"en letras que alguna vez habían sido blancas.

Estará en un primer plano, pero desplazado un poco a la izquierda para dar mejor lugar a la red.


La playa estará tapizada de grandes piedras, gastadas por miles de años, logrando una superficie lisa de diversos colores.


En la parte inferior derecha se podrá observar una red de pesca enredada aún, a la espera de su dueño. 


Al bote le daré unas pequeñas líneas de óleo color blanco que se reflejarán en el agua,... y también unas muy pequeñas pinceladas de rojo.


El motivo general será ofrecer un clima de fin de tareas de un arduo día de trabajo de pescadores, la intención principal será que produzca en el espectador, el asombro por ese clima indiferente de lo que ocurre en otras partes del mundo, el mundo que se percibe sólo será por las herramientas mínimas e indispensables de un hombre pobre que vive del producto de su pesca. 


No quisiera darle una sensación de tristeza, me gustaría más de esperanza, o quizás una mezcla de ambas.


Quiero que los observadores con experiencia en arte después de verlo se lleven algo que valga la pena, quizás, se puedan llevar la de un mundo que poco a poco desaparece, corrido por la nueva y pujante industria pesquera, que depreda sin parar.


¡Si, eso me agrada! el mensaje será el de una denuncia, ¡si, eso quiero lograr, una denuncia!


Quiero que el mundo sepa que aún quedan valores, será un cuadro que hable en voz alta y diga lo que está  mal. Tal vez en el cielo deba aumentar el rojo y el amarillo, y aumentar la sombra del bote en el agua, la soga se tendrá que observar más gruesa y más vieja y algo deshilachada, como si ya no pudiera sostener la realidad, si,... ¡así lo haré!


Unas líneas de olas rompiendo no muy lejos, dejando su estela de espuma.


Será una obra profunda desde su expresión, los entendidos la comprenderán a la primera vista.

Los no entendidos jamás me importaron, pero igual podrán disfrutarla.


Dante Josefino Alcaraz, cerró su cuaderno como todas las tardes, y se retiró de su taller de pintura dejando atrás todos sus trabajos, ...cientos de bastidores, con sus ideas brillantes y profundas, guardadas en los cientos de cuadernos, junto a todos sus cuadros, en blanco, esperando su turno para ser empezados y terminados, y luego envalarlos con muchísimo cuidado, como se hace con todas las obras de arte, para después poder ser expuestos al público en alguna galería de importancia, quizás de Europa, Inglaterra o de Estados Unidos, con la firma de su autor.


ACTORES


Juan era el impulsor de todos los proyectos del grupo, Daniel, cumplía las veces de administrador, controlando ingresos y gastos, Esteban era el especialista en decorado y vestimentas, Laura, solo una soñadora.


Para los cuatro amigos el teatro era su mundo, su vida, sus sueños, pero no su subsistencia. El tema de subsistir no era tema de conversación, el centro de sus charlas siempre giraban en torno al teatro, solían recordar una gira cuando jóvenes por Centroamérica con un éxito relativamente bueno, si no hubiera sido por el delincuente de su representante que desapareció con toda la recaudación de una temporada, quizá hubieran podido haber actuado en México y desde allí estaban a un paso de Nueva York, pero el destino no lo quiso. Luego se conectaron con otro representante aquí en Buenos Aires, peor que el anterior. Desde entonces decidieron ser sus propios vendedores,  por lo cual la compañía cerraba todos los flancos estratégicos, representación, producción, puesta en escena, decorado, vestuario, y libreto, excepto, venta de entradas, acomodador e iluminación.


Tenían la grata costumbre de reunirse por lo general en la casa de Laura la cual sabía preparar unas cenas dignas de reyes, Daniel era el experto en vinos, y jamás fallaba en la elección. 


Las charlas y las anécdotas risueñas duraban hasta la madrugada todos los sábados por medio.


Esa noche cuando llegó Juan, antes de cenar los reunió para darles una novedad increíble, se había conectado con un futuro productor de teatro que ahora administraba un colegio privado que quería montar una obra teatral, en principio en el mismo colegio en donde trabajaba, en la zona de Belgrano para una prueba previa, y si salía bien encarar algo de mayor envergadura. 


¿Qué obra? preguntaron todos, ¡no se imaginan!, el libreto es por nuestra cuenta.


Esa noche sus mentes, volaron, obras clásicas, modernas, autores famosos y también otros no muy conocidos, hasta que en un momento Daniel, bajó a tierra a todos, y dijo, golpeando su vaso para que se hiciese silencio, amigos, pensemos racionalmente, debemos de pensar una obra que vaya con nuestra edad, no podemos arriesgarnos, tenemos que ofrecer algo que nos resulte sencillo, estoy pensando en la obra de Esteban "tres reyes y una reina", que nunca la pudimos estrenar y creo que nos cae magnífica.


Me parece bien dijo Juan, el único problema es conseguir los trajes, por el decorado no se preocupen, dijo Esteban, solo necesitamos un telón bien oscuro de fondo y el trono de la reina ampuloso y dorado, de mi parte dijo Daniel, yo me encargo de la vestimenta, conozco un proveedor de vestuario que trabaja en el teatro Colón, que por pocos pesos me consigue hasta las armas verdaderas, las  dos lanzas y las cuatro espadas.


¿Quién realizará el papel de la reina? preguntó Laura sonriente, a alguien encontraremos, dijo Juan, y todos rieron ilusionados con este nuevo proyecto a una edad en que las oportunidades no abundan. Pero para los cuatro no se trataba este trabajo actoral de una solución por necesidad de dinero, no, su ilusión era poder actuar y sentir al menos una vez más el aplauso del público.


Durante un mes, se reunieron día por medio para ensayar, la obra escrita por Esteban contaba de cuatro actos, y trataba de tres reyes que declaran su amor a una única reina, la cual en el último acto debe decidir por uno de ellos, y esto implicaba dejarse llevar por su corazón o salvar al pueblo de su reino.


Una semana antes tuvieron la posibilidad de realizar un ensayo general en el pequeño teatro del colegio para familiarizarse con el escenario y de paso los acompañó Don Miguel, el iluminador y sonidista, con su camioneta, la cual utilizaba para realizar fletes durante el día y por las noches poder llevar su viejo equipo para animar fiestas infantiles.


Esa misma noche Juan llevó a la casa de Laura toda la ropa, incluido, pelucas, sombreros, coronas y armas, cuando se la colocaron para probar que todo estuviera de acuerdo con sus talles, se miraron entre sí y por poco lloran de alegría, Juan realizó un saludo reverencial con su espada a la reina, que todos aplaudieron.


Llegó el día, y lo peor de las actuaciones son los diez minutos previos al comienzo, Esteban dijo, que estimaba que había unas treinta personas, que eran los padres de la última actuación de los chicos de sexto grado.


Se abrió el telón y los cuatro actores, realizaron su obra en forma impecable, solo dos pequeñísimos errores imperceptibles de Daniel, y otro del iluminador, que también pasó inadvertido.


Tal vez cuatro actos fueron demasiado largos para algunos padres después de ver todas las actuaciones de los chicos, porque para el último acto que se trataba justamente del desenlace de la obra se retiraron muchos quedando solo diez espectadores. No obstante el aplauso duró lo suficiente para dejar conformes a los artistas.


Al día siguiente, quedaron con Juan de encontrarse para saber si el señor del colegio querría repetir la obra. Juan sentó a los tres en la sala, y les dijo, ¡quiere otra función! todos aplaudieron y rieron de alegría, solo me dijo que tratemos de acortar un poco los diálogos del segundo y tercer acto, ¿qué te parece Esteban? pienso que no hay problema. ¿En qué  sala será? le preguntaron a Juan. Bueno, esta vez consiguió un cine en Floresta, él se encargará de promocionar la obra, quiere un 30 % de la recaudación y nosotros nos hacemos cargo del iluminador, y el vestuario, a mi me pareció desproporcionado, pero le dije que lo consultaría con ustedes. Los cuatro se miraron y actuar para ellos era más importante que el dinero.¡Hagámoslo! dijo Laura,...si la reina lo dice, dijo Juan, ¡lo haremos!


Una semana antes a la función, fueron a ver el lugar con Don Miguel en su camioneta, el cine no estaba abandonado porque por las noches realizaban reuniones de gordos anónimos, pero las butacas estaban bastante mal,  no resisten tres funciones, tenía una capacidad para 150 personas, subieron al escenario y observaron que tendrían que agregar una alfombra porque algunas tablas estaban muy deterioradas, yo me encargo dijo Esteban, quisieron probar el telón pero jamás había existido, por lo cual, la única solución era oscurecer el escenario entre acto y acto. No está tan mal dijo Laura, una buena actuación, suplanta todo.


Llegó el día, la prueba de sonido e iluminación estuvo perfecta, no había camarines, pero si había una pequeña sala detrás del escenario, que cumplía perfectamente con la función. 


Cinco minutos antes Juan se asomó disimuladamente, y no había nadie, esto le extrañó mucho y llamó por su celular al señor del colegio, el cual se había disculpado en ir y envió en su lugar a un sobrino que atendiera la boletería. No entiendo, le dijo el señor, hicimos incluso una publicación en un diario zonal, es muy extraño, el horario es el correcto. Juan estaba hablando cuando sintió un bullicio en la boletería, alguien entra les dijo a sus compañeros, todos tenían sus atuendos puestos.


Solo entraron cuatro muchachos, con latas de cerveza, y se ubicaron en la segunda fila, eran cuatro groseros que colocaron sus pies sobre las butacas y se reían seguramente producto del alcohol. 


¿Qué hacemos, dijo Daniel? me temo que no viene nadie más. ¡comencemos! dijo laura, ¡somos actores o no!


Una señal, y se encendió la luz del escenario, el primer acto transcurrió bien, solo con unas risotadas de uno de los muchachones, ya en el segundo acto, los cuatro borrachines se habían puesto algo insolentes, riéndose los cuatro. Esteban en el entreacto, dijo mejor no sigamos, a lo que Laura contestó, si pagaron por nuestro servicio nosotros haremos lo que nos corresponde de la mejor manera.


El tercer acto fue insoportable por la insolencia de los cuatro muchachos, pero solo faltaba el último que lo remataba Laura, solo con una simple frase.


Durante la mitad del último acto, uno de estos energúmenos, gritó, lo que no debía haber gritado.


¡VIEJA FRACASADA!


Laura, recibió el golpe, y quedó su mente en blanco, no recordaba nada más, algo en su interior se había roto para siempre, son esas cosas delicadas para una mujer que cuando se rompen no se pueden componer.


Daniel subsanó el momento con la reverencia que le correspondía y la luz del escenario se apagó.


Los tres amigos varones, ya sabían lo que hiban a hacer, Daniel se apresuró a cerrar la puerta de la sala tratándola con una cadena, los tres desenvainaron sus espadas que brillaban iluminadas con los focos de Don Juan, y sus caras de locos de atar, fueron suficientes, para que estos cuatro maleducados, se aterroricen queriendo salir de allí desesperadamente, al no poder, y comprobar que estos tipos venían por ellos con semejantes armas, se orinaron encima, como lo hacen todos los cobardes del mundo.


Juan gritándole que los decapitaran arrojó su lanza próxima a ellos la cual se incrustó en una puerta, cuando pudieron desatar las cadenas los cuatro borrachines, corrieron desesperados a la calle.


Parecía que este hecho había pasado sin mayores consecuencias, y continuaron  otras reuniones en la casa de Laura, pero para ella, lo sucedido esa noche no fue tan simple de olvidar.


En las últimas reuniones, ya no se hablaba de teatro, solo de asuntos cotidianos. A pesar de hacer todo lo posible los tres varones, no lograban poder ver nuevamente los ojos de alegría de Laura de otras épocas, incluso las cenas, preparadas por ella, no tenían la misma calidad de otros años.


Así ocurren los desenlaces en la vida, la ilusión de las personas nobles puede ser traicionera, y a Laura le pasó justamente eso. Su ilusión de artista se frustró para siempre aquella noche.


No pasó ni siquiera un año y fue ella la primera en retirarse de ese grupo teatral, dejando a sus tres reyes solos y sin armas,.. tal vez para actuar  en otros teatros muchísimos más grandes que en el pequeño escenario de nuestras vidas.








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