El proyecto se había concluido, era una ciudad de mil manzanas todas ocupadas con edificios de propiedad horizontal que aprovechaban al máximo la superficie de construcción, se estimaba que se terminaría en cinco años aproximadamente, y así fue.
En el pliego de licitación del proyecto se buscó de lograr la mayor cantidad de departamentos al menor costo posible, esto permitió que el estudio de arquitectura ganador se decidiera por la propuesta de realizar todos los edificios exactamente iguales, de este modo al hacerse los trabajos en serie, los costos disminuían considerablemente, así fue como se comenzaron los trabajo y todos los detalles de la construcción eran una copia interminable de elementos, las empresas encargadas de los diferentes rubros como las que fabricaban las puertas y ventanas, sufrieron el inconveniente que sus operarios se estresaban por tener que realizar siempre la misma tarea, se comentaba que un encargado de tener que colocar bisagras, lo habían tenido que internar en una casa de retiro para enfermos mentales, sin poderle sacar de su mano el destornillador. También a un pintor de una de las empresas al cabo de terminar doscientos departamentos, todos del mismo color, en un momento dado comenzó a realizar extraños dibujos multicolores, similares a pinturas abstractas, cuando lo despidieron, llevaba en su bolsillo una brocha con pintura roja y salpicó todo el despacho del jefe de personal, en tanto gritaba desencajado: ¡en el mundo existen otros colores, no solo el gris perla!.
Solo faltando dos días para la inauguración y posterior entrega de los departamentos a sus dueños, surgió un inconveniente de último momento, no se podrían colocar los carteles indicadores del nombre de las calles por haber surgido un problema con la empresa encargada de realizarlos, y solo estarían para un par de semanas después de la inauguración.
En el departamento de planeamiento este tema de los carteles de las calles se analizaba como un serio problema debido a que el proyecto era una repetición de edificios exactamente iguales unos a otros, y no existía nada que los pudiera distinguir, ni las veredas, ni los postes de alumbrado, ni el color de sus fachadas, todo el emprendimiento era una constante repetición de miles y miles de espacios absolutamente iguales, comentaban que un inspector de obra había revisado el mismo edificios unas cuarenta veces, sin darse cuenta.
Así fue como se contrató a una empresa para la realización de cien mil brújulas de bolsillo y a otra la realización de planos que indicaran la ubicación de cada departamento, lamentablemente, esta última empresa cometió un pequeño error y lo que se indicaba como el oeste era el este y viceversa, pero para subsanar este pequeño error, se colocó al reverso de este plano una nota aclaratoria, en donde decía: “Para interpretar correctamente este plano solo cambie el este por el oeste”
El día de la inauguración llegó y se cortaron las tradicionales cintas, luego de esto el intendente en persona entregaba las llaves, junto a la brújula y el plano de ubicación a cada uno de los propietarios.
En un primer momento todo funcionaba bien, pero la mayoría de la gente no leía la nota aclaratoria por estar en el reverso del plano y se dirigía exactamente al lugar opuesto al que debería ir, luego, la llave no abría por supuesto.
Comenzaron los primeros reclamos, y al cabo de unas horas todo se tornó en un caos, en pocas horas ya se habían extraviado cinco chicos y diez abuelos, los nuevos propietarios pedían a gritos por familiares perdidos, y otros queriendo tomara posesión de sus viviendas lo antes posible amenazaban con realizar juicios a la comuna por estafa.
El intendente ante este alubión de reclamos decidió llamar a la gendarmería para que ayudara a esta pobre gente que ya era una multitud agolpada frente al estrado, se comenzaron a ubicar a las primeras familias pero este operativo resultaba muy lento y se hacía de noche con lo cual la impaciencia aumentaba, entonces se decidió armar carpas de campaña para que esta multitud pudiera pasar la noche, con la esperanza que por la mañana todo se solucionaría.
En este desorden general, aparecieron pseudos representantes de la comuna que por veinte pesos guiarían a las desamparadas familias hasta su hogar, muchos aceptaban la propuesta, y después de abonar por este “servicio” eran guiados solo unas pocas cuadras para luego dejarlos abandonados a su suerte.
Algunos habían podido llegar a su departamento, pero luego viendo desde sus balcones, el caos y la desesperación que imperaba en las calles, temían en salir y perderse, pero de pronto surgió el terror, se encontraban atrapados en sus viviendas, y sin poder conseguir alimentos, en pocos días morirían si no eran rescatados, muchos comenzaron a pedir auxilio desde los balcones a los gritos.
Al día siguiente, por las calles de esta ciudad repetitiva, seguían vagando personas totalmente perdidas, que ya no les interesaba encontrar su departamento, solo querían salir de ese laberinto infinito.
Se decidió convocar a tres helicópteros de la fuerza aérea para que a asistieran a esta gente desesperada con alimentos y agua que eran arrojados desde las alturas.
A media mañana el caos continuaba y los mismos gendarmes que habían concurrido para acomodar y auxiliar a los propietarios, debido al agotamiento de haber trabajado durante toda la noche también se perdían.
El intendente en persona desde uno de los helicópteros impartía instrucciones desesperadas para que todos los estuvieran alojados o no, dentro de esta trampa infernal se dirigieran para el oeste que era en donde estaba las tiendas de campaña, pero la gente que escuchaba aterrorizada a esta altura de los acontecimientos y debido al apresuramiento y el miedo se dirigía al lado opuesto guiadas por las instrucciones ahora del reverso del mapa.
Paresia que ya nadie podría poner orden a semejante catástrofe, cuando a un asesor del intendente se le ocurrió que se crearan brigadas de experimentados exploradores para ingresar en aquella ciudad de los mil demonios y rescatar a las personas.
Así fue como estas brigadas se internaron en esas infinitas calles gemelas, provistas de un importante equipo de sobrevivencia, y utilizando una especie de banderines multicolores auto adhesivos para poder después encontrar la salida, pero ocurrió lo inesperado, los banderines no quedaban bien sujetos y se desprendían, luego el viento los dispersaba por todos lados, las dos primeras brigadas se perdieron irremediablemente, entonces se decidió como un último esfuerzo desesperado, que una maquina vial de esas que realizan la demarcación de rutas, marcar dos línea blanca de este a oeste y de norte a sur al medio de la ciudad, luego de esto en los cuatro extremos de estas líneas se instalaron puestos de rescate, y se les indicó a la gente mediante panfletos y altoparlantes que se dirigieran a cualquier lugar pero siempre en línea recta, y que cuando encontraran una línea blanca la siguieran o para un lado o para el otro, que de esa forman podrían encontrar la salida.
Por fin lentamente los desconcertados propietarios fueron abandonando esta ciudad, y abrazados a sus hijos, lloraban de alegría cuando eran asistidos por lo puestos de la gendarmería que se encontraban en los extremos de las líneas blancas.
Al fin todo este acontecimiento solo paso a ser un mal recuerdo para la comuna, quedando impreso en los titulares de los diarios “caos ocasionado por una empresa irresponsable”
Los otros días me detuve en las proximidades de esta ciudad que se encuentra ahora abandonada, y me interné en ella solo unos pocos metros, por temor a perderme, pude ver merodeando por el lugar un par de perros muy flacos, que evidentemente no se pierden allí porque se guían por su olfato, dicen los comentarios que algunas familias nunca regresaron ni se supo nada mas de ellas, pero son solo comentarios.
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