lunes, junio 17, 2024

VIAJE AL PASADO (última entrega)

 —No lo puedo creer Esteban, este es el barrio por el que tantas veces caminamos con ellas.

—A pocas cuadras de aquí está su casa  —dijo Esteban mirando esa Arboleda en donde disfrutó los mejores años de su vida.


—Vamos a verlas  —dijo Juan entusiasmado.

—Todavía no querido amigo, no sabemos en qué año estamos y podemos cometer el grave error de estar en dos lugares al mismo tiempo, quizás por solo un día o una hora; debemos de corroborar que hemos llegado a nuestro tiempo exacto.

—Si, comprendo  —respondió Juan— pero si estamos en dos lugares al mismo tiempo, ¿cómo resolveremos esta situación?.

—No lo sé Juan, sinceramente algo así me preocupa, tengo miedo que debamos recorrer el tiempo en forma indefinida; estaríamos atrapados en una especie de burbuja de la que no sabemos cómo poder escapar.

—Podemos hacer una cosa  —dijo Juan— primero averigüemos qué día es  hoy, después observemos nuestra apariencia para saber si se condice con la fecha, si todo está bien, vayamos a mi casas. 

—Si tienen razón, pero te advierto que nos encontraremos con tus padres, y el golpe emocional será enorme. 

—Si, ya lo pensé  —respondió Juan— pero es el destino que nos puso en esta situación; salgamos de nuestra duda, vayamos a ese quiosco de diarios.

Cuando ambos amigos se acercaron a leer las primeras planas de los periódicos comprobaron que era el día 20 de Diciembre de 1965 y se mostraba en la portada de los diarios la foto del equipo de Boca Junior como bicampeón del fútbol argentino, habiendo ganado al equipo  de Atlanta 3 a 1 en la Bombonera. 


—Esto nos indica Juan que debemos tener yo 22 años y tu 23; tu apariencia es la correcta; y agrego un detalle que no le había dado importancia, me acuerdo de  esta remera que llevo puesta y también de estos zapatos. 

—¡Yo también Esteban! recuerdo esta ropa, creo que el reloj nos ubicó en el lugar y en el tiempo exacto que él dispuso, evidentemente no realiza nada al azar  estamos muy cerca de mi casa, es mediodía y te acordarás que mi padre era hincha de Boca, por lo cual hoy comeremos asado; ¡vamos!.

Cuando entraron a la casa de Juan, la mesa estaba tendida en la galería, el padre frente a la humeante parrilla, y de pronto de la cocina salió la madre de Juan con un plato en su mano con algo para acompañar el tradicional aperitivo. 

Cuando Juan la vio, se quedó mudo de la emoción, miles de recuerdos golpearon su mente, en aquel lugar, en esa galería viendo a su padre en la parrilla. Su hijo se acercó a ella emocionado, la abrazó y la besó en su mejilla.

—Aquí tienen chicos, salame, queso, y aceitunas …¡Gordo veni!. —dijo la madre de Juan alegre y simpática como siempre lo fue. .

Cuando el padre de Juan se aproximó, al ver a su hijo y a Estaban comenzó a cantar con una sonrisa: ¡boca campeón!, ¡boca campeón!.

Los dos amigos fueron y lo abrazaron, el padre de Juan sentándose dijo:

—¡Qué partido!, ¡le hicimos tres golazos!. 

Ese almuerzo fue para Juan y Esteban un reencuentro con su pasado muy gratificante, les costaba concentrarse en lo que decían los padres de Juan, pero aún faltaba algo para completar ese día. 

—Esta tarde vendrá a casa a tomar el té mi amiga Elisa con sus hijas  —dijo la madre de Juan mientras servía el postre.

De inmediato Esteban y Juan recordaron todo; el reloj los trajo al mismo día en que conocieron a sus respectivas compañeras para toda su vida, Miriam y Nora.



Ahora recordaban perfectamente todos los detalles de esos días; su primer encuentro no había sido muy afortunado, les había parecido que las hijas de Elisa eran dos chicas engreídas, pero cuando asistieron a ese baile que se realizó en su casa, las cosas cambiaron a tal punto que bailaron toda la tarde con ellas, Esteban con Miriam y Juan con Nora.

Cuando ese primer encuentro se produjo, Esteban y Juan sintieron sensaciones encontradas, por un lado la alegría de volver a vivir algo tan trascendente como lo es el amor de toda su vida, pero también una profunda nostalgia porque conocían de antemano cómo será todo lo que vendrá, tanto lo bueno como lo malo, y además, comprender que estaban de regreso de un viaje absolutamente increíble que ellos se animaron a realizar.

A los pocos días de estar viviendo en ese tiempo de sus vidas recientes, surgió algo que no esperaban. Más allá que ambos amigos disfrutaban de todos aquellos momentos inolvidables, justamente esa particular situación de recordar cada momento, cada frase, cada palabra; le quitaba a la experiencia de vivir algo que es fundamental; la sorpresa. Saber lo que nos va a ocurrir en el día de mañana convierte a nuestra vida en algo tedioso, es como si tuviéramos que realizar una tarea monótona todos los días de nuestras vidas; jamás disfrutaremos de algo novedoso, porque nada es nuevo, perdemos ese placer por saber qué nos depara el futuro. 

Una noche después de despedirse de sus novias, y caminando de regreso a su casa dijo Juan:

—Querido amigo, este sueño no podemos llevarlo adelante, ya sabemos lo que ocurrirá mañana, la semana próxima, o el año que viene; porque no podemos cambiar nada; y eso estimado amigo le quita todo el encanto a la vida, creo que debemos hacer algo; pero no se que podemos hacer.

—Yo siento lo mismo Juan, no podemos continuar con esto; ayer no podía dormir y estuve pensando algo. Cuando encontré el reloj lo rescaté del mar, entonces me pregunté: si alguien lo usó como lo hicimos nosotros, ¿quién fue?, ¿por qué lo arrojó al mar?; o tal vez lo perdió en un naufragio, por accidente… creo tener una respuesta: tal vez el que arrojó este reloj al mar quiso quedarse en ese lugar del tiempo, decidió que eso era preferible a continuar en un viaje siendo un forastero perpetuo de un tiempo y lugar que no le pertenece. …Esteban se quedó meditando un largo rato sosteniendo y mirando el reloj entre sus manos.

—Quizás nosotros podamos hacer lo mismo Juan, y entonces…

—Entonces si hacemos lo mismo quedaremos ubicados en el tiempo que nos corresponde vivir. —reflexionó Juan— quiero querido amigo, quedarme aquí, en este momento del tiempo que fue mi vida, y poder gozar nuevamente mi juventud como la primera vez; deseo que mi mente borre todo mi futuro y continuar a partir de aquí. 

 —¡Exactamente querido amigo!, creo que tenemos que hacer eso, porque de lo contrario nuestra vida será una tortura constante. No se puede vivir conociendo el futuro, resulta ser como un castigo; he pensado que este fin de semana cuando vayamos al Tigre, durante el viaje que realizamos en lancha, lo que haremos será deshacernos del reloj. Dios sabrá si hacemos lo correcto.



Ese último domingo del comienzo de una nueva etapa para Esteban y Juan fue un día espléndido, los cuatro llegaron al puerto y contrataron una lancha pasajera para pasar un día al aire libre, ellas estaban más radiantes que el sol. Cuando la lancha pasó frente a la casa museo de Sarmiento, Juan le hizo una seña a Esteban, y éste, disimuladamente tomó el prodigioso reloj, lo besó, y después lo arrojó al agua.

Cuando las aguas del río recibieron este enigmático artefacto, en ese preciso instante, Juan y Esteban continuaron charlando y riendo con sus jóvenes novias, imaginando que pasarían un día inolvidable; y así fue, pero ahora sin recordar nada; absolutamente nada; de aquél fantástico viaje por el tiempo: el ancestral cataclismo en la cordillera; el antiguo y misterioso Egipto; la inexpugnable muralla China; la tribu nómade;  el filósofo Sócrates; el poderoso Lorenzo de Medici; el fantástico Leonardo Da Vinchi; pasaron en ese mismo momento a ser solo parte de los mudos libros de historia, ocupando algún lugar en sombrías biblioteca olvidadas; porque Esteban y Juan, volvieron a ser los dos alegres jóvenes de 22 y 23 años; los cuales tenían nuevamente una vida por delante con un futuro repleto de sorpresas, satisfacciones, y también tristezas; pero todas desconocidas, porque el reloj del tiempo quedó allí; perdido en las profundidades de un torrentoso río; que lo llevará de regreso al mar hasta que otra persona lo encuentre en una playa por casualidad…¿me pregunto y les pregunto estimado lector, será por casualidad que ocurren ciertas cosas?



FIN 







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