viernes, abril 04, 2025

MISTERIO EN EL FIN DEL MUNDO (cuarta entrega)


         Después de ver los dibujos de los chicos del colegio y  cómo estaban los restos de los terneros en el campo vecino. Al comisario Funes no le quedaban dudas de que el pueblo de Almanza enfrentaba una amenaza enorme; evidentemente se trataba de animales depredadores que jamás habían visto en la zona. Desde su oficina convocó a una reunión urgente para todos los hombres desde el grupo de Whatsapp de los vecinos, para esa misma noche en el salón de Lorenzo y Laura, recomendando que las mujeres se quedaran con sus hijos chicos en sus casa con la puertas y ventanas cerradas. La novedad alarmó a todos, llenando la casilla de mensajes del comisario, preguntando qué pasaba.

Ocupado en calmar a los vecinos, alguien golpeó la puerta de la comisaría, era el inglés.

—Quisiera hablar con usted comisario, mi nombre es Oliver Smith, sé muy bien lo que está ocurriendo.

Después de hacerlo pasar a su oficina, el comisario escuchó atentamente lo que este hombre tenía para decirle.

—Yo trabajaba en una empresa estadounidense dedicada a investigaciones científicas con el ADN de animales extintos. Usted comisario, o mejor dicho esta comunidad, está amenazada por unos animales genéticamente modificados, que se lo puedo asegurar, son una máquina perfecta de matar. —el corpulento hombre con su cara inexpresiva, encendió su pipa y continuó hablando—  Al principio no estaba muy seguro que fueran ellos, pero ahora lo puedo asegurar; son tres lobos terribles. A diferencia de las especies actuales, estos animales son sanguinarios, astutos, y sumamente inteligentes.

El comisario preocupado le preguntó:

---¿Cómo sabe usted todo esto?.

—La historia ya no tiene importancia. Fue un experimento del cual yo fui muy crítico desde el primer momento, y renuncié. No me equivocaba, algo falló y ahora estos animales están sueltos y es muy probable que la hembra tenga crías, por lo cual, las consecuencias pueden ser catastróficas. La desaparición de los dos pescadores, es altamente probable que hayan sido ellos, son excelentes nadadores. 

—Acompáñeme a la reunión de esta noche, los vecinos deben saber a qué nos enfrentamos. —le dijo el comisario buscando en el cajón de su escritorio las cajas de cartuchos para su escopeta—  ¿Usted tiene armas?.

—Si  —respondió el inglés, tocando su mochila.


En el salón de reuniones estaban todos los hombres de Almanza y algunas mujeres que no tenían hijos que cuidar, todos hablaban conjeturando diversas opiniones, la maestra pego’ en una de las paredes, los dibujos de los chicos, y el vecino al que le mataron los novillos mostraba las fotos de los irreconocibles cuerpos. Cuando llegó el comisario junto al inglés, las conversaciones se apagaron y ubicados en el centro de los presentes el comisario empezó su breve discurso. 

—Señores, lamentablemente tengo que decirles que una grave amenaza nos acecha, unos animales sumamente peligrosos están en algún lugar muy próximo a nuestro pacifico pueblo. Quiero que presten atención al señor  Oliver Smith, que les dirá qué características tienen estos animales que los hacen muy peligrosos. 

Cuando el inglés explicó las características de los tres lobos terribles, todos los presentes se quedaron en silencio.

El primero que habló fue el dueño de la gasolinera:

—¿Que nos impide ir a buscarlos y matarlos?, al fin de cuentas son solo lobos. 

Nuevamente el inglés intervino:

—Lamentablemente señor, estos animales, en este preciso momento están pensando cómo y cuándo matarnos a nosotros. Tenga en cuenta que hace diez mil años se enfrentaban con mamuts varias veces más grandes y pesados que ellos, y se los comían. 

Fernando que se encontraba junto a su amigo preguntó:

—¿Qué debemos hacer entonces, no creo que debamos escondernos?.

—Por supuesto que no —dijo el comisario—, lo que tenemos que procurar es ser más inteligentes que ellos; aquí con el señor Smith, tenemos una idea que no es ni simple, ni sencilla; es bastante peligrosa; pero les aseguro que por mi experiencia con criminales no tenemos muchas otras opciones. 

Cuando se explicó el plan, muchos consideraron que era una locura hacer algo tan arriesgado, pero el Inglés se ofreció a ser el señuelo humano porque decía que él conocía las mañas de estos peligrosos animales. Y de alguna forma sentía cierta responsabilidad por haber formado parte de este descabellado proyecto.

El plan consistía en ocupar un bote y dejarlo anclado próximo a la costa, el inglés sería el que estaría en el bote, solo. Cuando las fieras lo quisieran atacar, desde un lugar estratégico desde la costa, los mejores tiradores con carabinas matarían a las fieras. Pero en Almanza solo había tres buenos tiradores, Anibal, Fernando y el comisario. El inglés a pesar de estar armado, y solo en el bote, no podría jamás contener a estos sanguinarios y astutos animales. 

Cuando la reunión estaba finalizada. Se cortó la luz, este imprevisto que en otras circunstancias no hubiera provocado preocupación, ahora con tres amenazas de cuatro patas escondidas en cualquier lugar, tal vez esperando una oportunidad para atacar; cambiaba la tranquilidad de todos los habitantes de Almanza por incertidumbre y temor. Se decidió que todos los vecinos con vehículo acompañen hasta sus casas a los que estuvieran a pie. 

Esa primera noche del pueblo amenazado fue muy larga, la penumbra aumentaba un clima de profunda desprotección, y a esto se sumó que el silencio fue interrumpido por el característico y nítido aullido de los lobos que todos escucharon como un presagio de que los tranquilos días de Almanza habían terminado.

A la mañana siguiente en la comisaría se reunieron Anibal, Fernando, el inglés y Funes, sobre una mesa desplegaron todas las armas, las controlaron y las cargaron, también además de las carabinas la cuales contaban con mira telescópica, todos llevarían armas de mano. La idea era que el bote con el señuelo humano, se retirara de la costa unos cincuenta metros. Pero el día despuntó con una bruma persistente que dificultaba la visión de los francotiradores. Como medida de seguridad, todos estarían comunicados con wokitokis, y el comisario estaría preparado con su lancha que era muy rápida y la conduciría Lorenzo; ante el requerimiento del inglés estarían junto a él en unos pocos segundos.

Anibal y Fernando se colocarían sobre el techo de un depósito que era el lugar más alto, para la perspectiva qué necesitaban.

Cuando todo estuvo preparado, el inglés se subió al bote llevando en su mochila algo de comer, cuatro revólveres y una botella de whisky. 

Después de poner en marcha el motor, el bote se fue alejando del muelle lentamente hasta ubicarse en la posición establecida.




Continuar leyendo 




google.com,pub-1339975393881543,DIRECT, f08c47fec0942fa0


No hay comentarios.:

Publicar un comentario