SASHIMI Y TENIS DE MESA
Después de desayunar salieron al patio de la casa y los esperaba Yo Chuan con su pequeño auto amarillo y una amplia sonrisa.
- Quiero que conocer ustedes, mi ciudad, es lindo, les gustará.
Yo Chuan los entretuvo todo ese día mostrándoles las afueras de Tokio, era impactante la cantidad de personas, transitando de un lado al otro, mercados, pequeños negocios, personas de todas las edades en bicicletas, recorriendo angostas calles con adornos multicolores de papel atados en cuerdas de vereda a vereda, Pepe se hizo un festín de fotos, y Adolfo estaba deslumbrado con la enorme cantidad de vida que allí se respiraba. Yo Chuan estacionó su auto donde pudo y les dijo que a donde los llevaría solo se podía llegar caminando.
- Llevarlos a comer, almuerzo muy rico, restaurante primo mío, exquisitos platos tradicionales, yo invito.
Después de recorrer una calles repletas de lugares para comer, en donde aromas a frituras, salsas y pescado ahumado entraron en un local que solo medía dos metros de ancho, y las mesas estaban dispuestas sobre un lado, después de sentarse un señor vestido de blanco, se presentó, era el primo de Yo Chuan, quien traducía lo que este decía.
- Hoy van a comer mi especialidad Sashimi, no encontraran en todo Japón este plato como yo lo preparo, por lo bajo Yo Chuan dijo a sus a anfitriones, - es un poco exagerado mi primo.
- Este exisito plato lo realizo con finos cortes de pescados, acompañado por salsa de soja, jengibre y wasabi, les gustará se los aseguro.
Cuando el primo de Yo Chuan se retiró al instante un mozo vestido de negro con pañuelo en la cabeza trajo una fuente de madera con tres porciones de esta comida y tres grandes vasos de cerveza. Durante el almuerzo, Yo Chuan contó cosas muy divertidas de su familia y lamentaba no poder invitarlos a sus casa en la cual vivía con su esposa pero sus dimensiones eran tan reducidas que solo entraban dos sillas. La charla se prolongó bastante y surgió el tema de los náufragos que aparentemente no habían envejecido. Yo Chuan les dijo que todo Japón estaba asombrado con esta noticia y se esperaba ansiosamente la conferencia de mañana.
- Debemos llegar temprano, a reunión, mucha gente ir, el aula magna de la universidad es grande, pero si llegamos tarde nos ubicarán últimas filas.
Después de despedirse del primo de Yo Chuan y agradecerle el exisito almuerzo se retiraron. Cuando pasaron por una juguetería Adolfo entró y compró una muñeca de tela para la hermanita de Yo Chuan.
El resto de la tarde, Yo Chuan los llevo a un lugar donde se jugaba tenis de mesa, los destrozó a ambos pero siempre con su amplia sonrisa, era campeón zonal de ese juego, al menos después de ganarles todos los partidos les pidió perdón.
Cuando la noche caía sobre Tokyo la febril actividad también decaia, Adolfo y Pepe llegaron después de la cena a la casa familiar de Yo Chuan, cuando le entregaron el regalo a la hermanita de Yo, la niñita agradeció en su idioma a los dos jóvenes, realizó una reverencia y se subió a una silla,para poder darle un beso en la mejilla a cada uno.
Continuará
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