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viernes, julio 16, 2021

LA FIRMA DE FM (segunda entrega)

 FM comenzaba a trabajar en su estudio trasero alrededor de las diez de la noche y su tarea se prolongaba hasta el amanecer, pero como un cazador profesional, primero  buscaba su preciada presa en el mayor de los tesoro que poseía su atelier nocturno, una biblioteca con más de cien volúmenes de libros con láminas a todo color y catálogo de exposiciones recopiladas en diversos lugares del mundo, en ese océano artístico FM buceaba varios días hasta encontrar su objetivo y después de la elección, antes de desplegar la tela, realizaba un estudio minucioso del carácter de ese autor, su estilo de vida, su lugar en el mundo, sus maestros, su obra. La elección estaba definida, en esta oportunidad sería Paul Gauguin, y tres de sus obras, Paisaje Bretón, Lutteurs en Herbe y En Pleine Chaurleur.


Una vez determinado el objetivo, ampliaba el cuadro elegido sobre una pantalla cuatro veces, y una enorme lupa con luz, sujeta a un brazo móvil, le permitía observar hasta  las más mínima pincelada de cada uno de los detalles, pero FM, tenía la capacidad de plasmar la intención del propio artista, se podría decir incluso que detectaba el estado de ánimo del maestro durante los  días en que realizaba el cuadro, FM se convertía cada noche en Paul Gauguin. Su trabajo lo acompañaba con varias copas de coñac y su música preferida  Chaikovsky. Cuando terminaba su trabajo diario, esperaba que los primeros rayos del sol iluminaran las copas de unos árboles próximo a su ventana, después de correr las cortinas se retiraba a descansar. Cuando se disfruta lo que se realiza, no se está trabajando, FM realizaba su tarea diaria incansablemente, sin perturbaciones, y era un hombre feliz. 


Cuando la parte artística estaba terminada, FM realizaba la última revisión antes del proceso de envejecimiento, en otro pantalla proyectaba la copia aumentada cuatro veces y la comparaba con el original, solo muy delicadas pinceladas completaba su trabajo, y a pesar de entender que se arriesgaba a que su obra fuera descubierta con facilidad, la firmaba, un minúsculo punto negro a diez centímetros del margen inferior y a otros diez centimetros del izquierdo, a pesar del enorme riesgo que esto implicaba, no podía dejar de hacerlo.


Un año después 


Una noche de lluvia paró frente a la casa de FM un automóvil negro de alta gama, el chófer le abrió la puerta trasera a un hombre bajo, y lo acompañó protegiéndolo de la lluvia con un amplio paraguas muy colorido hasta la entrada.


-¡Apreciado Paul, cuánto tiempo que no nos vemos! - le dijo FM - en voz alta al pequeño hombre, haciéndolo pasar. Era su cliente comprador de su último trabajo. Paul era un simpático señor de impecable traje de corte tradicional cruzado, sus zapatos de cuero claro, más su reloj, demostraba a primera vista su enorme capacidad económica. 


-Estimado maestro de maestros, el clima de tu país me perturba, pero aquí estoy. -le dijo con una amplia sonrisa Paul a FM.


Ambos amigos charlaron durante la cena recordando anécdotas inolvidables de compra y venta de obras de arte, genuinas y no tanto, después, el café con coñac se sirvió en el atelier trasero. Al entrar, FM iluminó los tres cuadros cubiertos con una tela de seda negra, y los descubrió para su amigo como si mostrara una joya exquisita. Paul, primero los miró a dos metros de distancia, recorriendolos con su mirada experta, sin decir palabra, inmediatamente después sacó de su bolsillo una lupa, y los inspeccionó uno a uno, en toda su superficie, deteniéndose en algunos lugares específicos, cuando terminó lo miró a FM y le dijo en voz baja. Son realmente sublimes y geniales mi querido maestro de maestros.


Continuará 

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