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viernes, abril 16, 2021

MAR DEL DIABLO (segunda entrega)


EN LAS LIGAS MAYORES

 - Que espectáculo increíble es ver el océano desde tan alto. Le dijo Pepe a su amigo sentado del lado de la ventanilla del avión 

- Debo reconocer que tenes la capacidad de conseguir trabajos de nuestro jefe, que otros jamás logran, Eduardo por ejemplo, que ya cumplió cuarenta años en el diario, no sale de la sección deportiva jamás, y pienso que se quedará allí por el resto de su vida.

- Lo que ocurre Pepe es que el jefe aunque vos no lo creas nos aprecia, se podría decir que ve en nosotros su pasado juvenil de reportero. Desde ya que jamás nos lo dirá, porque no quiere tener preferencias con nadie, y si nos lo dijera corre el riesgo que nos aprovechemos de esa situación. 

- Si, tal vez sea como vos decís, pero esa indiferencia hacia nosotros la demuestra muy bien, a mi no me asciende hace cinco años, todavía figuró como personal de depósito. 

- Bueno, Pepe, pensemos positivamente, vas a ver que después de esta nota, que es nuestra primer nota en el extranjero, se nos abrirán muchas puertas dentro de la empresa, acordate. 

- Decime Adolfo, ¿de que asunto trata esta nota?

- Mira esta es la copia del correo de nuestro corresponsal en Oriente dirigida a Donofrio. 

Pepe después de leerla dijo - Es algo increíble, estos muchachos si en 1955 tenían veinticinco años hoy deberían tener ochenta y nueve años.

- Exacto Pepe, serían todos hombres grandes, pero su apariencia es de jóvenes, evidentemente si se comprueba que estos muchachos no envejecieron estamos frente a un hecho histórico sin precedentes, cuando lleguemos nos alojarán aparentemente en un hotel en Tokio y el próximo miércoles estos jóvenes viejos brindarán una conferencia de prensa en donde estarán presentes medios de todo el mundo. La verdad Pepe, es algo difícil de creer, pero justamente yo he leído algo respecto de este lugar el El mar del Diablo o Triángulo del Dragón y allí han ocurrido cosas inexplicables similares al Triángulo de las Bermudas, pero son todas historias que no se han podido comprobar, algo como lo de estos náufragos es como mínimo asombroso. 

- ¿Te dijeron en qué hotel nos alojarán?

- No, pero seguramente será en un cinco estrellas, me han dicho que todos los corresponsales extranjeros de la empresa cobran muy bien y se alojan en departamentos u hoteles de primera categoría. ¡Pensa Pepe que ingresamos a trabajar en las grandes ligas!

- ¡Vamos todavía Adolfo!

Cuando los dos amigos llegaron al aeropuerto de Tokio, los esperaba un jovencito japonés bajito, delgado, de lentes negros y gruesos vidrios con un cartel que decía corresponsales diario Primero de Argentina, cuando se encontraron, el muchacho anfitrión era muy gentil y los ayudó con el equipaje luego los condujo a un automóvil muy chico color amarillo y emprendieron el viaje al hotel. 

- Me llamo Yo Chuan y seré su guía y traductor, dijo el joven en un español no muy bien pronunciado. 

Despues de presentarce a Pepe le extrañó el hecho que tomaran por una ruta, que evidentemente se retiraba de la gran ciudad, y se intentaba en barrios de casas más bajas, en donde difícilmente existieran hoteles y menos aún de cinco estrellas. El guía japonés hablaba constantemente y preguntaba también sobre Argentina, en un momento ingresó en un patio de una casa de un barrio evidentemente popular u obrero, detuvo la marcha y dijo con una sonrisa ¡llegamos! cuando detuvo el motor varias gallinas rodearon el vehículo. 

- Una pregunta, Yo Chuan, teníamos entendido que nos alojarian en un hotel cinco estrellas, y esto es una casa de familia.

- Si, es casa familia mía, muy buena, estarán cómodos durante estadía, son bien venidos por toda mi familia, ¡adelante!, ¡adelante!.

Algo desconcertados los dos amigos descendieron y de una pequeña puerta salieron al patio toda la familia de Yo Chuan, eran entre personas grandes y chicos unos veinte integrantes que se ubicaron en una fila para darle la mano con una sonrisa uno a uno, la última de la fila era una niñita con un ramito de flores para cada uno de ellos. Nadie puede quedar como desagradecido hante un recibimiento semejante, sería como mínimo cruel.

Yo Chuan le presentó a su mamá y la señora los acompañó a su dormitorio que se encontraba atravesando un largo y estrecho pasillo, la habitación unos dos metros por dos metros que tenía dos camas una encima de otra, el guardado de prendas se solucionaba con dos perchas, y un ventiluz daba a un corral habitado por una cabra.

Cuando los dos amigos quedaron solos en aquel lugar, Pepe mirando a la cabra dijo 

- Esto no creo que sea ingresar a las grandes ligas, demos gracia que no tenemos que dormir junto a la cabra.

- Pepe no seas descortés, es una muy buena familia, y Yo Chuan se nota que es un muy buen muchacho, lo que debe haber ocurrido es solo un mal entendido y seguramente mañana nos envían un auto con alguien disculpándose por el error, y nos llevará de inmediato al hotel.

Después de cenar con la familia en una larga mesa de madera, los dos amigos se dirigieron a su habitación a descansar, Yo Chuan no vivía allí y era el único que hablaba español, por cual toda la charla fue por señas.

- Será mejor que abras la ventana Pepe, yo sufro un poco de claustrofobia.

Cuando Pepe abrió la ventana, el olor a corral, era demasiado penetrante, por lo que no se pudo ventilar la pieza, Adolfo tuvo que respirar hondo hasta distenderse y poder conciliar el sueño.

Pepe también se durmió en la cama de arriba. 

Continuará 


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