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miércoles, junio 16, 2021

EL SOMBRERO MÁGICO (final)

 José se quedó dormido unos instantes bajo ese sol primaveral que calentaba su espíritu, y su cuerpo, cuando entonces alguien a su lado lo despertó. 


-¿Cómo está usted, estimado compañero de banco?, dijo aquel hombre.


Cuando José miró, era el cordial señor, con el que compartían el banco del parque,  que por algún motivo transmitía cierta profundidad de pensamiento, profundidad que pocas personas son capaces de transmitir, o tal vez porque a veces personas mayores que han transitado gran parte de su vida, tienen la capacidad de ver los que otros no pueden, a pesar de no ser ciegos.


-¡Estimado señor! que gusto verlo, ¿Cómo está usted? le preguntó José. 


-¡Muy bien!, dijo el hombre -disfrutando de este día soleado que que a mi edad templa mis huesos, mi mente, y lo más importante, mis pensamientos. 


-Sabe una cosa, le dijo José... -la última vez que nos vimos, no me presenté,  me llamo José.


-Encantado, yo me llamo Justino, nombre que me costó aceptarlo por ser blanco de mil burlas en el colegio, pero en una oportunidad un profesor me llamó aparte y sabiendo que las burlas me mortificaban, me dio un consejo maravilloso, me dijo que las burlas son eficaces cuando el burlado se enoja, pero si este las festeja también riendo, los burladores pierden todo entusiasmo, así lo hice y nunca más me molestaron. Usted no me creerá, pero sigo utilizando esta fórmula para todo aquello que me molesta en mi vida y siempre el resultado es eficaz. 


-Evidentemente su profesor era un buen hombre, le dijo José.


-Realmente sí, era un señor alto de nariz pronunciada y rigurosa traje gris con corbata, nadie entendía por qué, pero sin amedrentar, inspiraba un respeto enorme, cuando entraba al aula no se escuchaba volar una mosca, son muy curiosas ese tipo de personas. 


-Curiosamente, dijo José -los profesores buenos son aquellos que enseñan más allá de su materia, como por ejemplo ciertos aspectos de la vida que son muy importantes para un joven. 


-Así es, dijo Justino, -pero el problema surge cuando ya no contamos con profesores que nos guíen y el camino a seguir depende solo de nosotros.


-Cuando me encuentro con usted, me parece que el giro de nuestra conversación siempre se dirige a temas de mi vida actuales, un camino por seguir es algo que me ocupa justamente hoy todos mis pensamientos.


-Jajaja, rió Justino, que tema este que siempre me apasiona, es la pregunta que en algún momento todos nos hacemos ¿cuál es el camino que debemos seguir?

La verdad estimado amigo, esta incertidumbre sólo la podemos transitar en soledad, si ante una encrucijada alguien me indicara el camino, y después ese rumbo fuera el incorrecto, me arrepentiría por no haber realizado lo que mi inteligencia me sugería. Pero en cambio si la decisión es propia, no existirán responsables, solo yo seré el responsable, con un atenuante, jamás podré saber si el otro rumbo hubiera sido mejor o peor, por lo cual es solo una decisión, la cual si la misma fue buena o mala deja de tener importancia, el camino se eligió y a otra cosa.


José se quedó mirando al señor, en silencio. 


-¿Qué le ocurre mi amigo por qué se queda callado?


-La verdad Justino, le confieso que debo tomar una decisión sobre un asunto que me ocupa y es de suma importancia. 


-Si le sirve de algo, le diré mi fórmula para tomar decisiones, no es infalible pero a mi me ha dado al menos tranquilidad. Siempre frente a una decisión pienso que la misma logre hacerme feliz, pero no solo a mi, también para aquellos que estén involucrados, y créame, los resultados siempre han sido muy satisfactorios. Por supuesto que muchas veces estas decisiones implican perder algo, no siempre se gana, pero debemos pensar que la felicidad se encuentra escondida y es muy escurridiza, y solo al encontrarla nos damos cuenta que la supuesta pérdida no es gran cosa. ¿No se estimado amigo si puede ser claro?


José miró a los ojos de aquel hombre y luego respondió. -Ha sido usted muy, muy claro, estimado señor Justino.


Luego de la breve charla Justino, dándole un apretón de manos se despidió de José y se retiró caminando despacio por el sendero del parque. José después de esta breve charla había podido tomar una decisión, solo le restaba comentarlo con su mujer y después transmitirlo en la empresa.




José al llegar a su casa se reunió con su mujer para decirle la decisión que había tomado. La señora de José se llamaba Blanca y junto a ella habían asumido cientos de situaciones difíciles, pero esta vez por algún motivo, José esta decisión no podía compartirla, por tratarse de un tema de su empresa y la de sus socios, no obstante, la misma era de cierto riesgo y esto si debía decírselo a Blanca.


Jose tomó de la mano a Blanca y la invitó a sentarse en la galería frente al jardín. 


 -Qué dirías Blanca si dejo la empresa para dedicarme a otra cosa. Lo he pensado mucho, y las opciones que tengo son continuar tratando de conseguir más contratos, inclusive del extranjero, convertir la empresa en constructora, o retirarme. 


-¿Y qué harías si te retiras José, tú aún eres joven?, y no te veo haciendo los quehaceres domésticos -le pregunto Blanca-.


-He pensado algunas cosas, -le respondió José-, pero deberíamos vender nuestra casa y realizar un nuevo proyecto en otro lugar, te anticipo que no será fácil para ti y los chicos, otro lugar implica perder amigos, nuevas costumbres, es decir, una nueva vida desconocida y muy distinta a la actual, incluso pueden existir algunas privaciones. Lo he pensado, pero si tu no estás de acuerdo, no puedo hacerlo, porque no te mereces con todo lo que hemos luchado, deshacernos de aquellas cosas que hemos conseguido juntos. 


-¿Que harias, si te digo que que no acepto?- preguntó Blanca-


Si no aceptas, -le dijo José- mi opción es convertir a la empresa en una constructora, pero esto implica un renovado esfuerzo, no es tan simple, buscar nuevos contratos en el extranjero no lo deseo, tendría que realizar interminables viajes de negocios, y esto nos restaría tiempo para disfrutar en familia.


-Te propongo algo -le dijo Blanca- Acepto todo los cambios en nuestra vida bajo una condición. 


-¿Cual? - le preguntó José - intrigado.


-En esta nueva etapa de nuestra vida, si realmente quieres emprenderla, el capitán del barco seré yo, y mi primer proyecto será realizar mi sueño postergado, quiero que desarrollemos juntos algo que siempre quise, una empresa de paisajismo, me siento preparada para hacerlo.


José miró su jardín que lo había proyectado y ejecutado Blanca,  en donde siempre se disfrutaba todos los diversos colores que pueden brindar la naturaleza en un espacio tan reducido durante todas las estaciones del año y entonces le dijo:


-Acepto, solo que yo elegiré el lugar,-dijo José- será Bariloche, después de decir esto José fue a buscar el viejo sombrero y se lo colocó a su señora, para después decirle - ¡Mi capitán, cuando usted quiera levamos ancla!


Ambos rieron.


Esa mañana Alejandro lo esperaba a José para hablar a solas antes de la reunión con sus dos hijos, para tratar el tema del nuevo rumbo de la empresa.


-José, no hace falta que te diga que la última palabra es tuya, pero mis dos hijos sueñan en conseguir contratos en el extranjero, y te debo adelantar que si votamos, obviamente yo estaré con ellos.


-Imaginaba que tus jóvenes hijos querían algo así, y debo decirte que son muy, muy capaces y poseen el ímpetu de todo joven, tienes que estar muy orgullosos de ellos, creo que no los mereces pero eso no importa.


Ambos rieron.


-Mi decisión está tomada, y no deberemos votar,...¡Vamos a la reunión!. -Le dijo José a su amigo-.



FIN



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jueves, junio 10, 2021

EL SOMBRERO MÁGICO (sexta entrega)

 José cuando llegó a su oficina de inmediato se comunicó con la empresa especialista en solucionar problemas de empresas y coordinó una reunión para el otro día por la mañana.


A las nueve en punto se presentó en el estudio un joven, que no daba el aspecto de ser empresario, y menos aún poseer la experiencia necesaria para resolver temas empresariales delicados, no obstante los cuatros socios y este muchacho después de presentarse como Edgardo Soler mantuvieron una conversación en la sala de reuniones.


José comenzó diciendo:


-Esgardo, le voy a ser muy sincero, no pretendo que se ofenda, pero me parece que usted es muy joven para el problema que debemos de resolver.


A este parecer de José el joven respondió:


-Esta apreciación señor José me la hacen todos los clientes que he atendido en mi primer encuentro, no obstante usted puede consultar mi cartera de clientes y solicitar referencias, con total libertad. Pero debo decirle que mi trabajo no es tan complicado como muchos creen, porque mi análisis de su empresa es desde un punto de vista externo, a diferencia del punto de vista de ustedes, el cual está cargado de criterios guiados por costumbres desde siempre, que no les permite ver ciertos aspectos que yo si podré detectar con facilidad, les daré un ejemplo; en una oportunidad asesore a un estudio de publicidad, que como sería lógico pensar, ellos mismos realizaban sus cortos publicitarios, pero no lograban aumentar su cartera de clientes, cuando yo les presenté el informe, les aconsejé que debían de contratar a otra empresa de publicidad para que realice su estrategia publicitaria, lo hicieron, y comenzaron a recibir nuevos clientes. ¿Porqué ocurría esto?, porque ellos no podían ver su propio potencial, y cuando querían transmitir sus puntos fuertes, no los veían y perdían tiempo en querer demostrar que eran una empresa seria, en lugar de mostrar su talento que era enorme, y esto es lo que realmente valoraban y buscaban sus clientes potenciales, no quiero decir con esto que se pueda aplicar en todos los casos, pero para esta empresa funcionó. 


Los cuatro socios, se miraron entre ellos y José dijo con más seguridad.


-¿Qué elementos le debemos brindar para su trabajo Edgardo?


-Gracias por confiar en mí señores, lo que les pediré es una especie de radiografía de su empresa, no son muchas cosas, el currículum de sus empleados, la lista de proveedores, las lista de sus clientes y la ubicación de todas las obras para poderlas recorrer. También una idea de las cosas que ustedes consideran que no están realizando bien, más las principales preocupaciones; aproximadamente mi análisis tardará unos quince días, al finalizar los mismos les entregaré un informe completo en donde podremos charlar sobre los puntos difíciles que se deben resolver. Mis honorarios solo los cobraré si ustedes quedan conformes con mi trabajo.


-Aceptado, dijo José. 


Después que el simpático joven de remera y anteojos se retiró, José con cierta intriga consultó la cartera de clientes de la empresa,... quedó sorprendido.


Pizzería La Nueva

Also decoraciones

JDJ arquitectura

Constructora FM

Coca Cola de argentina (depósitos y distribución)

Telecom de argentina (infraestructura)

Edenor (personal externo)

AYSA (sector obras)

Municipalidad de Tandil (corralón y reparación vehículos)

Peugeot Citroën argentina (sector chapistería)

Ford Argentina (personal)

Fiat argentina (ventas provincia de Córdoba)

Empanadas Luisito

Peluquería Adorno


José quiso preguntar para lograr una referencia y llamó a uno de los clientes de la lista.


-Buenos días, hablo con Also decoraciones...encantado, lo molesto para solicitar referencias sobre la empresa Soler.


-¡Si, del señor Edgardo!...mire, solo le diré lo siguiente, nosotros estábamos a punto de quebrar, nuestro problema era terminal, y este joven detectó lo que nosotros no podíamos ni ver ni admitir, a un año de su visita estamos abriendo locales en el interior del país. El chico es genial.


José esperaba impaciente el día previsto para el informe de Edgardo, hasta que el día de la reunión llegó. Edgardo se presentó puntual provisto de una pantalla en la que proyectó unos gráficos. Y comenzó su disertación de esta manera:


-Señores, si me permiten les leeré mi informe, más unos gráficos que quiero que observen, después me podrán preguntar todas sus dudas o incluso interrumpirme si algo no se entiende.

De acuerdo a todos los datos que ustedes me han entregado, y después de consultar proveedores y analizar sus obras realizadas y en ejecución, incluido su datos contables observó con mucha claridad que su empresa posee la solvencia económica, técnica y administrativa para poder llevar adelante un cien por ciento más de nuevas encomiendas sin ningún problema, me animo a decir también que su empresa es muy competitiva y sus trabajos, todos, han sido llevados adelante con una destreza y calidad muy superior a otras empresas similares a ustedes.

La pregunta es ¿qué ocurre, por qué motivo no pueden crecer y alcanzar nuevos objetivos? Mi respuesta es la siguiente, ustedes no tienen la culpa de esto que sufren, la culpa es del mercado de la construcción y del desequilibrio que existe entre oferta y demanda correspondiente a los trabajos de los estudios de arquitectura. Durante las últimas décadas este desequilibrio, aquí en estos gráficos lo pueden observar,  se fue incrementando y el resultado es que hay más estudios de arquitectura que obras, se suma a esto que grupos de inversores realizan sus nuevos proyectos, por lo general los más grandes del mercado, con estudios de arquitectura propios, limitando de esta forma aún más los posibles trabajos que ustedes están capacitados a realizar. ¿No sé si quieren realizar alguna pregunta?...Bien, para esta situación existen algunos caminos posibles, el de mínima es disolver la empresa, y buscar un sustento de vida en otro rubro, los mayores perjudicados si se decidiera hacer esto son los empleados, a pesar de que esto no siempre es así, porque ocurre que muchas personas que trabajan bajo contrato para una empresa y esta cierra o se disuelve, se animan a independizarse. Otro camino de máxima es imprimir a su empresa un carácter muy agresivo en la búsqueda de trabajos nacionales y también internacionales, enfrentando para esto último aspectos de cierta complejidad como lo es el idioma, las normas reglamentarias, los índices de calidad etc. etc. Por último puede existir un camino intermedio en donde deberían de convertir a su empresa en constructora, con capitales propios o asociándose a inversores, tal vez pensando en obras de menor envergadura a lo que ustedes están acostumbrados. Si me piden mi opinión no la puedo dar, porque las tres situaciones poseen riesgos, ninguno de los caminos es la panacea, depende solo de ustedes elegirlo. Estimados señores esto es todo lo que les puedo decir, solo espero que mi trabajo les permita buscar la mejor solución para su empresa. Pero debo decirles que si continúan sin modificar nada, la probabilidad es que solo puedan subsistir dos años más.


-Estimado Edgardo, dijo José poniéndose de pie, -para mi tu trabajo ha sido excelente, no sé qué opinan mis socios, todos asintieron y quedaron muy satisfechos.


Cuando Edgardo se retiró, los cuatro socios quedaron reunidos intercambiando opiniones, pero como siempre ocurría la última palabra la tenía José, por ser el que había constituido la empresa.


-Quisiera pensarlo con calma, dijo José a sus socios, necesitaría este fin de semana y el lunes nos reuniremos para decidir nuestro futuro y obviamente el de la empresa, pero en esta ocasión su opinión es muy importante, estamos hablando del futuro de nuestras vidas y la de nuestras familias.


Esa misma tarde José se dirigió al parque donde el lugar le brindaba oxígeno para poder pensar sin ser molestado, cuando cubrió sus ojos con el alero del sombrero...







Continuará 



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miércoles, junio 02, 2021

EL SOMBRERO MÁGICO (quinta entrega)

 Habían pasado tres años y el estudio de José asociado a Alejandro y sus dos hijos desde el punto de vista laboral funcionaba en forma excepcional, pero el clima de competencia que existía en el país era año a año cada vez más complejo. Los dos últimos concursos en los que se habían presentado los habían perdido, en uno de ellos consiguieron una mención, pero esto no alcanzaba para mantener su estructura. José era el administrador económico y observaba que cada mes se hacía cuesta arriba cumplir con todos los compromisos, si no lograban conseguir una obra de cierta envergadura tendrían que despedir empleados los cuales eran muy entrenados y apreciados por él, perderlos implicaba no poder recuperarlos. Los contratos con la compañía aeroportuaria eran ahora muy exiguos, José continuaba con su vinculación simplemente por esperar un repunte de encomiendas que no llegaba.


Esa tarde después de entregar los últimos cheques a los empleados Alejandro se dirigió al parque que frecuentaba para poder ordenar sus ideas, siempre ocupaba el mismo asiento, pero esta vez alguien estaba sentado allí, esto no impidió que él también se sentara. El hombre era un señor mayor de pelo blanco, su vestimenta era muy formal, vestía de saco y corbata, y sobre sus rodillas sostenido con una mano, se observaba un periódico y un libro, se podría decir que era un profesor universitario. Al cabo de unos instantes el señor sin mirar a José dijo:


-¡Que hermoso día se aprecia desde este lugar!, ¿no se si a usted le ocurre lo mismo?, a mi me parece que puedo ver el mundo entero. 


-Quizás sea así como usted dice, -respondió José mirando al parque. -¿Quién puede asegurar que todos los seres humanos no veamos por igual al mundo entero y al mismo tiempo?. 


El señor sonriendo dijo, - exactamente, incluso ¿quien no puede decir que todos los seres humanos tenemos los mismos problemas?


-Bueno, -dijo José, -lo que no creo es que todo el mundo tenga el cúmulo de problemas que tengo yo.


-Algo parecido me ocurría a mí, le voy a confesar algo, estimado compañero de banco, en una oportunidad cuando yo era joven, se me presentó un problema que no viene al caso, por el cual la situación me parecía insuperable, mi angustia aumentaba día a día y durante la noche este problema se acrecentaba, había llegado al extremo de no poder hablarlo con nadie, incluso llegué a pensar que tal vez esa mochila desaparecería en algún momento por sí sola, hasta que el problema se hizo presente en cuerpo y alma. En un primer momento me aterrorizó, a tal punto que llegué a pensar en hacer una locura, y dirigiéndome a la costanera con mi mente desbordada, al pararme frente al río, un joven desconocido que estaba pescando, quizás al ver mi cara desencajada, jamás lo sabré, dirigiéndose a mí, me dijo.


 -¿Qué le pasa señor, tiene algún problema?,... ¿necesita ayuda?.


-Esa última pregunta, ¿necesita ayuda?,...Me brindó la respuesta que no encontraba, ¡Si, por supuesto, que necesito ayuda! Esa conversación se prolongó toda la tarde, y aquel joven que jamás me dijo su nombre, me hizo entender que el principal problema era no comprender que necesitaba ayuda. Así fué que cuando la pedí, en pocos días encauce mi problema y al cabo de un tiempo lo superé, o al menos pude continuar con mi vida, aceptando y enfrentando mi problema, lo cual no es grato, pero no le permito que me domine, yo, domino la situación, y el rumbo de mi vida. 


-Por eso estimado  amigo de banco, le pregunto, ¿necesita usted ayuda?.


Ambos hombres se miraron a los ojos, y José pudo observar en la mirada de aquel desconocido,... la mente de un sabio.


¡Por supuesto que necesito ayuda!, se dijo José ¿por qué me empeño en querer resolver todos los problemas, solo?, si en verdad soy un hombre como cualquier otro, con miedos, con angustias, con limitaciones, que debe soportar presiones, obligaciones. Si por algún motivo las cosas no se están dando como deseo, quizás exista algo, algo que no alcanzo a ver para que esto ocurra. ¡Sin duda necesito ayuda!, ¿por que debo ser arrogante y todopoderoso, si solo soy un hombre, con defectos y virtudes?.


Cuando José quiso decirle algo a aquel desconocido, el señor ya no estaba, José recorrió con su mirada el sendero del parque, y no lo pudo ver de nuevo. Al acomodar el ala de su sombrero sobre sus ojos para distenderse un instante, recordó de inmediato el contacto realizado por una empresa que justamente se dedicaba a organizar empresas que estuvieran desorganizadas, ni más, ni menos. ¡Esa era la ayuda que necesitaba José!





Continuará 

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lunes, abril 19, 2021

MIEDO

 La búsqueda de una historia misteriosa por lo general adopta temas como la muerte, los fantasmas, el más allá, secretos muy viejos, historias de castillos y casonas abandonadas, la locura, un crimen, apariciones, monstruos que habitan un lugar pero jamás se los atrapa. El hombre ha escrito y contado estas historias desde siempre, por placer, por entretenimiento, con la intención de causar miedo. El miedo es esa sensación que nos deja sin protección o sin la sensación de seguridad, el miedo nos atrapa y ocupa toda nuestra atención, el miedo nos paraliza, cuando superamos esta situación nos tranquilizamos y la perspectiva de nuestra vida vuelve a ser luminosa, y renovadas esperanzas nos gratifican.


Esta historia que voy a contar, sucedió en una región de Argentina, en un pequeño pueblo de la pampa húmeda, el nombre de ese pueblo es preferible no saberlo, ¿por qué motivo? porque los acontecimientos malos no aportan nada a nuestras vidas es preferible olvidarlos.


La siesta de verano en muchos lugares se continúa practicando, e incluso se dice que es saludable, ese día en particular todos dormían incluso los perros vagabundos, de pronto cuando nadie lo observaba una niebla gruesa y gris se levantó desde el sur y dejó al pueblo en penumbras, en un primer momento aquellos que despertaban creían que por algún motivo continuaron durmiendo hasta llegar la noche, pero al consultar el reloj el mismo indicaba las cuatro de la tarde.


Al salir a la calle para comprobar qué sucedía, la niebla era tan espesa que no se podía ver absolutamente más allá de diez metros, la preocupación por este suceso comenzó a transmitirse de boca en boca por teléfono, nadie de los antiguos pobladores habían experimentado un hecho climatológico ni siquiera parecido, el primer día no dejó de ser una curiosidad con explicaciones tales como, que pudiera ocurrir por la quema de pastizales sumado a una atmósfera muy pesada por el calor, entonces el humo espeso cubría todo, solo que esta niebla no tenía olor a humo. Otros pensaron que tan solo eran nubes demasiado bajas y que al no existir viento cubrieron el pueblo, lo notorio era el drástico descenso de la temperatura, a las seis de la tarde el termómetro indicaba veinte grados centígrados, para un día de Enero no era frecuente.


Como sucede en los pueblos chicos, las charlas telefónicas subían el tono de esa situación y alguien tiró la idea que no era una niebla de buenos augurios, esto llegó a los oídos del cura párroco el cual brindó una misa en soledad, y a las ocho de la noche se escucharon ocho campanadas que no ayudaban a las buenos pensamientos, sumado a que junto con las mismas todos los perros del pueblo comenzaron a realizar un aullido largo que no brindaba tranquilidad, todo lo contrario.


El comisario del pueblo dio una vuelta por esas calles oscuras y desoladas guiado por su linterna junto a sus dos colaboradores, al encontrarse con vecinos se intercambiaban al principio charlas graciosas, pero al transcurrir el tercer día y no cambiar la situación, solo el aumento del frío, la preocupación lentamente se transformaba en temor. Las rondas el comisario las realizaba atándose de la cintura él y sus ayudantes con sogas.


Algunos pobladores llamaron a pueblos cercanos en donde vivían parientes y este fenómeno no ocurría, evidentemente el pueblo elegido por la naturaleza u otra cosa era solo ese.


El quinto día se sumó un nuevo y alarmante hecho, la luz se había cortado y los teléfonos no funcionaban, algunos vecinos, se asomaban a la ventana y comenzaron a gritar.


-¡Alguien me escucha!


-¡Si, escucho!


-¡Me estoy quedando sin agua!, ¿quién puede ayudarme!


-¡Yo también!


-¡Nosotros también!


-¡Aquí igual!


Y la cadena de llamados se prolongaba por todas las calles.


Los alimentos al séptimo día se terminaron en la mayoría de las casas, ir a alguno de los dos almacenes del pueblo era caminar a ciegas, pero algunos padres con hijos chicos salieron en busca de comida y agua, utilizar automóviles era riesgoso, si varios intentaban lo mismo, chocar en cualquier bocacalle era lo más probable. Muchos llegaron al almacén pero el encargado solo pudo abastecer a las familias del pueblo no más de dos días.


Al octavo día la situación se había tornado desesperante, esa noche sin fin y cada vez más fría empezaba a alterar a las personas, el terror se esparcía y aumentaba al no entender nadie que causa los había llevado a que una extraña niebla desconocida alteraba la normalidad de sus vidas.


Una familia decidió enfrentar el problema y a viva voz, pidieron que todos se reunieran en la plaza, para desde allí organizarse y luego dirigirse por el camino real hasta la ruta, trayecto que en tiempos normales demandaba a pie tres horas. La consigna se propagó y lentamente cientos de personas incluidos niños y mayores cubrieron sin poder verse toda la plaza y calles circundantes, mediante sogas se ataron unos a otros formando una larguísima columna, el comisario junto a su familia encabezaba la línea y así partieron. El reloj de varios padres ya indicaba más de tres horas de caminata, pero la ruta no llegaba y esa maldita niebla persistía, la única explicación era que se hubiera errado al camino, pero cómo saberlo, mejor no hacer conjeturas y continuar, la columna humana continuaba su destino, destino por el momento desconocido, pero al menos se estaba actuando, todos caminaban hacia un mismo lugar, en silencio con temor, algunos niños llorando, madres aferradas a sus hijos, hijos ayudando a sus padres.


En un momento la columna se detuvo, pero para los que se encontraban en los últimos lugares, solo podían imaginar lo que podía haber ocurrido, tal vez los de adelante llegaron, tal vez estaban perdidos, la incertidumbre los angustiaba. 


El último de la fila era Don Julián, que pensaba quedarse en su casa, porque creía que cuando se llega a grande no queda mucho que perder excepto la vida, que inexorablemente también se perderá, pero sus nietos lo convencieron, Don Julián era morocho, grandote, y aún vestía bombacha y alpargatas, ya no trabajaba más en el campo pero ahora tenía una nueva actividad, era el invitado infaltable a todas las fiestas, casamientos, cumpleaños, bautismo, o asado multitudinario celebrando algún día conmemorativo, su función era tocar la guitarra y cantar. Ante tanta incertidumbre por culpa de esa niebla maldita se le ocurrió hacer algo que era lo único que sabía hacer, cantar, y entonó una viejísima canción folclórica que dice así:


Sapo de la noche, sapo cancionero

Que vives soñando junto a tu laguna

Tenor de los charcos, grotesco trovero

Estás embrujado de amor por la luna

Tenor de los charcos, grotesco trovero

Estás embrujado de amor por la luna


Yo sé de tu vida sin gloria ninguna

Sé de las tragedias de tu alma inquieta

Y esa tu locura de adorar a la luna

Es locura eterna de todo poeta

Y esa tu locura de adorar la luna

Es locura eterna de todo poeta


Sapo cancionero

Canta tu canción

Que la vida es triste

Si no la vivimos con una ilusión

Que la vida es triste

Si no la vivimos con una ilusión


Tú te sabes feo, feo y contrahecho

Por eso de día tu fealdad ocultas

Y de noche cantas tu melancolía

Y suena tu canto como letanía

Y de noche cantas tu melancolía

Y suena tu canto como letanía


Repican tus voces en franca porfía

Tus coplas son vanas, como son tan bellas

¿No sabes, acaso, que la luna es fría...

Porque dio su sangre para las estrellas?

¿No sabes, acaso, que la luna es fría...

Porque dio su sangre para las estrellas?


Sapo cancionero

Canta tu canción

Que la vida es triste

Si no la vivimos con una ilusión

Que la vida es triste

Si no la vivimos con una ilusión


Como por arte de magia la canción comenzó a ser entonada por los últimos de aquella fila, hasta contagiar al pueblo entero, cada vez con más fuerza, cada vez con mayor confianza, parecía que ese canto realizado en conjunto, despejaba en principio el miedo y se entendió que ante cualquier eventualidad de la vida por siniestra que pudiera ser, algo en nuestro interior sala en nuestra defensa, algo tan simple como un viejo canto. Lo asombroso fue que al continuar cantando el pueblo entero, cada vez con mayor convicción y coraje, increíblemente también se despejaba esa maldita niebla cerrada, lentamente podían ver más allá de los diez metros, ya se veía a quince, luego a veinte,  luego a treinta hasta que un rayo de sol irrumpió en el campo, luego el azul del cielo, mirando hacia atrás se podía ver el pueblo entero, rodeado de campo, repleto de esperanza. 


Así, un pueblo entero, solo cantando, pudo llegar a destino a pesar del miedo.


                                FIN

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sábado, abril 17, 2021

MAR DEL DIABLO (cuarta entrega y final)

 El día de la conferencia de prensa había llegado, Pepe y Adolfo se trasladaban junto a su traductor en su pequeño auto, la reunión se organizó a las 17 horas y ellos salieron con tiempo de sobra para poder ubicarse en un lugar que le permitiera a Pepe tomar las mejores fotos en primer plano y a Adolfo grabar toda la conferencia, más allá que dicha grabación sería traducida por Yo Chuan y por escrito, conseguir el registro de esas voces era muy importante.

Solo faltaban unos seis kilómetros para llegar cuando el motor del auto de Yo Chuan comenzó a despedir un espeso humo blanco. Cuando su dueño revisó el desperfecto la confirmación que el vehículo no podría continuar se observó en la expresión de angustia de su conductor. Los tres jóvenes quedaron en medio de una ruta, sin muchas posibilidades, caminando no llegarían jamás, de pronto Yo Chuan comenzó a realizar señas desesperadas a un vehículo que se aproximaba, este se detuvo detrás del auto amarillo, Yo Chuan, se aproximó al conductor a hablar; era otro primo, que en su pequeña camioneta llevaba pollos vivos al mercado, el inconveniente de traslado de ambos reporteros y su traductor se resolvió satisfactoriamente, solo que el único lugar disponible era entre los cajones de pollos en la caja de la pequeña camioneta. Una vez en camino Pepe, le gritó a Adolfo.

- ¡Avisame cuando empiece el partido en las ligas mayores del periodismo, en cuanto ponga un pie en Argentina, no me agarras nunca más, te lo juro!

- ¡Pepito, no podes negarme que esta es la mejor forma de conocer Tokio!

La camioneta pegó un salto y un cajón de pollos fue a parar a los brazos de Pepe, en tanto Yo Chuan sonreía como siempre.

Lamentablemente cuando uno pasa algún tiempo muy próximo a cajones de pollos suele contagiarse su olor la cual no es una fragancia muy grata, pero las leyes de la naturaleza son implacables. 

Cuando lograron ubicarse en el salón solo consiguieron estar parados detrás de todo, no obstante una enorme pantalla garantizaba poder ver a estos náufragos en primer plano.

Cuando estos cinco jóvenes ingresaron al escenario un fuerte murmullo invadió la sala, su apariencia, su corte de pelo, su ropa, su calzado, no cabía duda que correspondían a la moda de la década del cincuenta. Cuando se hizo silencio cada uno de ellos se presentó y el mayor comenzó a relatar su experiencia en el buque de científicos perdido en el Mar del Diablo. La historia era simple pero muy asombrosa un banco de niebla rodeó el buque y un masivo desperfecto eléctrico los dejó sin contacto con tierra, esto motivó que al no contar la nave con energía estaban detenidos y en riesgo, ellos fueron los encargados de conseguir ayuda y solo estando dos días y dos noches en alta mar, un pesquero los rescató, el interrogante es que para ellos solo pasaron tres días, pero para el resto del mundo sesenta y cuatro años. Cuando comenzaron las preguntas se produjo un momento de confusión, todos querían preguntar, inmediatamente un moderador organizó la reunión. Las preguntas fueron de todo tipo, pero una señorita muy inteligente dijo:

- ¿Como han manejado sus vínculos familiares?

El mismo muchacho que siempre respondía dijo.

- Todos nuestros seres queridos, ya no están, no hemos podido ubicar a ninguno, incluso nuestros hogares tampoco existen, en su lugar hemos visto enormes edificios, nada queda de nuestra historia, estamos tratando de comprender lo que nos ha ocurrido y además nos duele el destino de nuestros compañeros en alta mar, la prefectura nos ha dicho que en esa zona marítima nada que flote existe. 

Uno de los náufragos se emocionó y tapó su cara con sus manos.

El moderador dio por finalizada la entrevista y muchas preguntas quedaron pendientes, pero la más importante sin contestar fue ¿Que ocurrió con ese buque y el resto de los tripulantes?

Para Adolfo, algo de toda esta exposición no lo llegaba a convencer, no sabía discernir que era, pero algo le decía que no todo encajaba. El itinerario de los jóvenes era continuar con estas ruedas de prensa en Francia, Alemania y Estados Unidos, pero primero irían a la ciudad de Osaka. 

Cuando regresaban de la conferencia en un micro local, los reporteros coincidían que su misión había concluido y terminarían de armar su nota para el periódico con la traducción de Yo Chuan, pero eran conscientes que no habían logrado un foto al menos con un primer plano de los náufragos. Fue entonces que Yo Chuan les comentó que conocía muy bien el aeropuerto de Tokio y existía un lugar de embarque en donde si eran pacientes los extraños náufragos pasarían por allí y si lo deseaban hasta podrían tocarlos con la mano. Pepe aceptó de inmediato.

Ya habían estado esperando dos largas horas en ese estratégico lugar y nada ocurría hasta que en un momento lo esperado ocurrió, los cinco jóvenes avanzaban por ese pasillo muy distendidos, Pepe les saco con su cámara no menos de treinta fotos, pero a Adolfo se le ocurrió una idea y se la trasmitió al oído a Yo Chuan. Cuando el último de la fila de los náufragos pasó, que era justamente el que se había emocionado, Yo Chuan le gritó en su idioma.

- ¡Amigo se te cayó el teléfono!

El joven en un acto reflejo, se dio vuelta y miró al piso, al entender el error cometido, observo la lente de Pepe que obtuvo un primerísimo plano de un joven aventurero y mentiroso. En 1955 aún no existían los teléfonos móviles. 


Un dato histórico:

El 3 de abril de 1973,​ Martín Cooper directivo de Motorola realizó la primera llamada desde un teléfono móvil del proyecto DynaTAC 8000X desde una calle de Nueva York. ​ precisamente a su mayor rival en el sector de telefonía: Joel Engel, de los Bell Labs de AT&T.

FIN


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MAR DEL DIABLO (tercera entrega)

 

SASHIMI Y TENIS DE MESA

Después de desayunar salieron al patio de la casa y los esperaba Yo Chuan con su pequeño auto amarillo y una amplia sonrisa.

- Quiero que conocer ustedes, mi ciudad, es lindo, les gustará.

Yo Chuan los entretuvo todo ese día mostrándoles las afueras de Tokio, era impactante la cantidad de personas, transitando de un lado al otro, mercados, pequeños negocios, personas de todas las edades en bicicletas, recorriendo angostas calles con adornos multicolores de papel atados en cuerdas de vereda a vereda, Pepe se hizo un festín de fotos, y Adolfo estaba deslumbrado con la enorme cantidad de vida que allí se respiraba. Yo Chuan estacionó su auto donde pudo y les dijo que a donde los llevaría solo se podía llegar caminando.

- Llevarlos a comer, almuerzo muy rico, restaurante primo mío, exquisitos platos tradicionales, yo invito.

Después de recorrer una calles repletas de lugares para comer, en donde aromas a frituras, salsas y pescado ahumado entraron en un local que solo medía dos metros de ancho, y las mesas estaban dispuestas sobre un lado, después de sentarse un señor vestido de blanco, se presentó, era el primo de Yo Chuan, quien traducía lo que este decía. 

- Hoy van a comer mi especialidad Sashimi, no encontraran en todo Japón este plato como yo lo preparo, por lo bajo Yo Chuan dijo a sus a anfitriones, - es un poco exagerado mi primo.

- Este exisito plato lo realizo con finos cortes de pescados, acompañado por salsa de soja, jengibre y wasabi, les gustará se los aseguro.

Cuando el primo de Yo Chuan se retiró al instante un mozo vestido de negro con pañuelo en la cabeza trajo una fuente de madera con tres porciones de esta comida y tres grandes vasos de cerveza. Durante el almuerzo, Yo Chuan contó cosas muy divertidas de su familia y lamentaba no poder invitarlos a sus casa en la cual vivía con su esposa pero sus dimensiones eran tan reducidas que solo entraban dos sillas. La charla se prolongó bastante y surgió el tema de los náufragos que aparentemente no habían envejecido. Yo Chuan les dijo que todo Japón estaba asombrado con esta noticia y se esperaba ansiosamente la conferencia de mañana.

- Debemos llegar temprano, a reunión, mucha gente ir, el aula magna de la universidad es grande, pero si llegamos tarde nos ubicarán últimas filas. 

Después de despedirse del primo de Yo Chuan y agradecerle el exisito almuerzo se retiraron. Cuando pasaron por una juguetería Adolfo entró y compró una muñeca de tela para la hermanita de Yo Chuan.

El resto de la tarde, Yo Chuan los llevo a un lugar donde se jugaba tenis de mesa, los destrozó a ambos pero siempre con su amplia sonrisa, era campeón zonal de ese juego, al menos después de ganarles todos los partidos les pidió perdón. 

Cuando la noche caía sobre Tokyo la febril actividad también decaia, Adolfo y Pepe llegaron después de la cena a la casa familiar de Yo Chuan, cuando le entregaron el regalo a la hermanita de Yo, la niñita agradeció en su idioma a los dos jóvenes, realizó una reverencia y se subió a una silla,para poder darle un beso en la mejilla a cada uno.

Continuará 


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viernes, abril 16, 2021

MAR DEL DIABLO (segunda entrega)


EN LAS LIGAS MAYORES

 - Que espectáculo increíble es ver el océano desde tan alto. Le dijo Pepe a su amigo sentado del lado de la ventanilla del avión 

- Debo reconocer que tenes la capacidad de conseguir trabajos de nuestro jefe, que otros jamás logran, Eduardo por ejemplo, que ya cumplió cuarenta años en el diario, no sale de la sección deportiva jamás, y pienso que se quedará allí por el resto de su vida.

- Lo que ocurre Pepe es que el jefe aunque vos no lo creas nos aprecia, se podría decir que ve en nosotros su pasado juvenil de reportero. Desde ya que jamás nos lo dirá, porque no quiere tener preferencias con nadie, y si nos lo dijera corre el riesgo que nos aprovechemos de esa situación. 

- Si, tal vez sea como vos decís, pero esa indiferencia hacia nosotros la demuestra muy bien, a mi no me asciende hace cinco años, todavía figuró como personal de depósito. 

- Bueno, Pepe, pensemos positivamente, vas a ver que después de esta nota, que es nuestra primer nota en el extranjero, se nos abrirán muchas puertas dentro de la empresa, acordate. 

- Decime Adolfo, ¿de que asunto trata esta nota?

- Mira esta es la copia del correo de nuestro corresponsal en Oriente dirigida a Donofrio. 

Pepe después de leerla dijo - Es algo increíble, estos muchachos si en 1955 tenían veinticinco años hoy deberían tener ochenta y nueve años.

- Exacto Pepe, serían todos hombres grandes, pero su apariencia es de jóvenes, evidentemente si se comprueba que estos muchachos no envejecieron estamos frente a un hecho histórico sin precedentes, cuando lleguemos nos alojarán aparentemente en un hotel en Tokio y el próximo miércoles estos jóvenes viejos brindarán una conferencia de prensa en donde estarán presentes medios de todo el mundo. La verdad Pepe, es algo difícil de creer, pero justamente yo he leído algo respecto de este lugar el El mar del Diablo o Triángulo del Dragón y allí han ocurrido cosas inexplicables similares al Triángulo de las Bermudas, pero son todas historias que no se han podido comprobar, algo como lo de estos náufragos es como mínimo asombroso. 

- ¿Te dijeron en qué hotel nos alojarán?

- No, pero seguramente será en un cinco estrellas, me han dicho que todos los corresponsales extranjeros de la empresa cobran muy bien y se alojan en departamentos u hoteles de primera categoría. ¡Pensa Pepe que ingresamos a trabajar en las grandes ligas!

- ¡Vamos todavía Adolfo!

Cuando los dos amigos llegaron al aeropuerto de Tokio, los esperaba un jovencito japonés bajito, delgado, de lentes negros y gruesos vidrios con un cartel que decía corresponsales diario Primero de Argentina, cuando se encontraron, el muchacho anfitrión era muy gentil y los ayudó con el equipaje luego los condujo a un automóvil muy chico color amarillo y emprendieron el viaje al hotel. 

- Me llamo Yo Chuan y seré su guía y traductor, dijo el joven en un español no muy bien pronunciado. 

Despues de presentarce a Pepe le extrañó el hecho que tomaran por una ruta, que evidentemente se retiraba de la gran ciudad, y se intentaba en barrios de casas más bajas, en donde difícilmente existieran hoteles y menos aún de cinco estrellas. El guía japonés hablaba constantemente y preguntaba también sobre Argentina, en un momento ingresó en un patio de una casa de un barrio evidentemente popular u obrero, detuvo la marcha y dijo con una sonrisa ¡llegamos! cuando detuvo el motor varias gallinas rodearon el vehículo. 

- Una pregunta, Yo Chuan, teníamos entendido que nos alojarian en un hotel cinco estrellas, y esto es una casa de familia.

- Si, es casa familia mía, muy buena, estarán cómodos durante estadía, son bien venidos por toda mi familia, ¡adelante!, ¡adelante!.

Algo desconcertados los dos amigos descendieron y de una pequeña puerta salieron al patio toda la familia de Yo Chuan, eran entre personas grandes y chicos unos veinte integrantes que se ubicaron en una fila para darle la mano con una sonrisa uno a uno, la última de la fila era una niñita con un ramito de flores para cada uno de ellos. Nadie puede quedar como desagradecido hante un recibimiento semejante, sería como mínimo cruel.

Yo Chuan le presentó a su mamá y la señora los acompañó a su dormitorio que se encontraba atravesando un largo y estrecho pasillo, la habitación unos dos metros por dos metros que tenía dos camas una encima de otra, el guardado de prendas se solucionaba con dos perchas, y un ventiluz daba a un corral habitado por una cabra.

Cuando los dos amigos quedaron solos en aquel lugar, Pepe mirando a la cabra dijo 

- Esto no creo que sea ingresar a las grandes ligas, demos gracia que no tenemos que dormir junto a la cabra.

- Pepe no seas descortés, es una muy buena familia, y Yo Chuan se nota que es un muy buen muchacho, lo que debe haber ocurrido es solo un mal entendido y seguramente mañana nos envían un auto con alguien disculpándose por el error, y nos llevará de inmediato al hotel.

Después de cenar con la familia en una larga mesa de madera, los dos amigos se dirigieron a su habitación a descansar, Yo Chuan no vivía allí y era el único que hablaba español, por cual toda la charla fue por señas.

- Será mejor que abras la ventana Pepe, yo sufro un poco de claustrofobia.

Cuando Pepe abrió la ventana, el olor a corral, era demasiado penetrante, por lo que no se pudo ventilar la pieza, Adolfo tuvo que respirar hondo hasta distenderse y poder conciliar el sueño.

Pepe también se durmió en la cama de arriba. 

Continuará 


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jueves, abril 15, 2021

MAR DEL DIABLO

 


Japón Año 1955

Un buque con cien científicos a bordo parte desde Tokio Japón para realizar investigaciones en algún lugar del océano Pacífico próximo a la isla de Miyake, el tema de la investigación, la desapariciones de embarcaciones, todas sin explicación lógica; cuando se encontraban en un lugar determinado se perdía toda comunicación con tierra, sin reportar algún tipo de avería u otra causa marítima, el silencio de la radio era la única respuesta. Por increíble que fuera este buque de investigación sufrió la misma suerte con toda su tripulación a bordo, esto ocurrió en el Mar del Diablo o lo que también se denomina Triángulo del Dragón. 

Buenos Aires año 2019

Un correo del corresponsal en Japón del diario llega a la computadora del señor Donofrio que dice así:
Señor Donofrio en estas últimas horas ha surgido una noticia sorprendente, al parecer han encontrado un bote salvavidas con cinco tripulantes jóvenes, en el Mar del Diablo, esto no sería tan sorprendente, lo asombroso es que estos muchachos cuyas edades rondan los veinticinco años, aseguran que forman parte de la tripulación de científicos del buque que se perdió en 1955. Creo que esto amerita que envíe usted algún corresponsal para realizar esta investigación, yo debo excusarme porque estoy investigando el problema comercial de China. Si usted me envía los datos de la persona que vendrá yo dejaré todo organizado (hotel y traductor). Mis saludos desde China.    

-¡Hola Pepe!... ¿me escuchas?...sentate por favor que tengo algo muy, muy importante que decirte.

- El señor Pepe no se encuentra, llame más tarde dentro de un par de años.

- Que desagradecido Pepe que sos conmigo, con todo lo que yo he hecho por vos.

- ¿Que hiciste por mí, solo meterme en problemas.

- No me trates así Pepe, vos sabes que yo te quiero, esto que tengo para decirte ni te lo imaginas, hoy me llamó el jefe y nos encomienda un trabajo de corresponsalía, que no te imaginas a dónde. 

- Ni me imagino ni me interesa, y corto porque estoy cenando. 

- ¿Que me dirías si por este trabajo, nos triplican el sueldo?

- Que es mentira.

- ¿Que me dirías si te digo que tengo en mis manos dos pasajes de avión?

- ¿Dos pasajes de avión?, no se te querrás ir unos días con tu novia a Mar del Plata, o Cancún, que se yo.

- No Pepe, los pasajes son para nosotros, y salimos el lunes, bueno, siempre que quieras acompañarme, de lo contrario compartiré el trabajo con tu competencia, Ramos.

- Vos sos muy capaz de ese tipo de traición si surge algo bueno. Bueno dale que se me enfría la sopa. 

- A donde vamos tenes que aprender a comer con palitos, ¿te lo imaginas?

- ¿Vos estas bien Adolfo, o tomaste algo? que yo sepa con palitos comen los pueblos orientales.

- ¡Acertaste Pepito!, el lunes salimos a cubrir una nota a Japón, ¿qué me contas?

- Pero decime una cosa Adolfo, ¿vos dominas el idioma Japonés!

- En realidad Pepe, yo no lo domino, pero le dije a Donofrio que vos trabajaste de traductor, y que lo dominas el idioma a las mil maravillas, quedó asombrado, no podemos perdernos esta oportunidad por un simple idioma, es más, fíjate el fin de semana que hay un curso acelerado muy bueno, practica un poco y listo.

- &&$ %^$##@¿^%%$€£ (lo dicho por Pepe a su amigo es irreproducible)

Continuará 


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jueves, abril 08, 2021

RECORRIENDO EL MUNDO

 Eusebio era un muchacho de veinte años nacido y criado en Salvador Mazza Salta, joven de pocos amigos, caminar pausado como su vida, trabajador rural, alto, flaco y narigon.

En una oportunidad un grupo teatral visitó el pueblo y se preparó una función en el salón principal, del club social, Don Gregorio inagotable organizador de eventos y presidente vitalicio, necesitaba pintar el gimnasio para esa función y contrató a Eusebio para la tarea, el muchacho era guapo y ágil, en solo dos días dejo el salón como nuevo, en recompensa Don Gregorio le pagó lo pactado y le dijo que si lo deseaba podía ver detrás del decorado la función, siempre que no hiciera ruido. 

Eusebio se consiguió una silla, la ubicó en un rincón, y allí sentado pudo ver algo que lo cautivó, jamás había visto preparativos semejantes, a lo sumo los partidos de fútbol nocturnos, campeonatos pueblerinos, en los cuales él ayudaba, acomodando los dos tractores, colocando las correas de los generadores, colgando los artefactos de iluminación, y en el cuidado del asado, junto al maestro asador, que era tío suyo, el cual se pasaba un poco con el vino, y entonces Eusebio lo ayudaba a continuar con la tarea.

Pero eso del teatro era algo nuevo, por empezar la iluminación era muy diferente a la de los partidos, estos eran reflectores, una especie de linternas gigantezcas, también alguien dijo que se realizaría la prueba de sonido, y un señor de barba, con un palito cromado, atado a un cable negro, diciendo

- 1, 2, 3, probando,... 1,2,3, probando y su voz retumbaba en todo el salón. Desde el camión estacionado en la puerta un grupo de jóvenes comenzaron a descargar una enorme cantidad de cosas, desde muebles, a carros con ropas y sombreros, Eusebio creía que una obra de teatro era algo similar al cine del cual había disfrutado muchas veces, pero esto del teatro no se lo imaginaba. En tanto un trabajo febril de elementos, cables y aparatos se acomodaban sobre el escenario, un grupo de personas vestidas con ropa común y silvestre, leían papeles, charlando entre ellos y realizando gesticulaciones, casi como locos pero también se reían y festejaban entre ellos. Este trajín duró casi toda la tarde hasta que alguien gritó 

- ¡vamos a tomar algo, y descansamos hasta la función!

Cuando Eusebio quedó solo, recorrió aquel escenario que ahora parecía la habitación de una casa incluso con ventanas y cortinas, sin que nadie lo viera tomó ese aparatito con cable, y dijo - Hola, soy Eusebio. Su voz retumbó en todo el salón, y una vez más 

- ¡hola, soy Eusebio!. Quedó perplejo, dejó aquel artefacto donde estaba, y fue hasta su casa para comentar todo aquello, su madre le dijo que una vez ella vio una obra de teatro y le había gustado, pero como llegó tarde la obra había empezado y no pudo comprender muy bien la historia, pero todos terminaron bien tomados de la mano y saludando y riendo. 

Eusebio a las ocho en punto estaba en su silla de espectador privilegiado, detrás del telón una señora estaba sentada en un sillón en penumbras, desde su ubicación podía ver como llegaba el público y se acomodaba en las sillas dispuestas en filas.

De pronto, se abrió el telón retirado por dos colaboradores, que el público no veía y todo el escenario se iluminó. Aquella función de teatro para Eusebio fue un descubrimiento inimaginado, cada detalle de lo que vio y escuchó esa noche lo cautivó como a un chico que le regalan una bicicleta para los reyes magos, esas personas que antes había visto leer unos papeles, ahora con esas vestimentas coloridas y hablando en voz alta, aveces gritando, otra veces riendo, gesticulando con sus brazos, caminando de lado a lado del escenario, lo enamoró y se dijo para él, que no descansaría hasta formar parte de ese grupo de personas.

La obra terminó, el público aplaudió y los actores saludaron todos tomados de la mano.

Eusebio tenía ganas de aplaudir pero recordaba que no podía hacer ruido.

Cuando el público se fue, los actores fueron invitados a comer a la casa de Don Gregorio, pero otro grupo de muchachos se quedaron desarmando y cargando todo, Don Gregorio trajo una bandeja de empanadas y unas cervezas para estos muchachos, y le pidió a Eusebio que se encargara de convidarlos y de paso que comiera él. 

No tardó mucho en entablar una charla con los utileros que festejaron el festín, y entre charla y charla, un señor mayor, le dijo si quería trabajar en la compañía que  necesitaban uno más, que si estaba dispuesto esa misma noche salían para Buenos Aires.

Eusebio, sin pensar dos veces aceptó y se fue hasta su casa corriendo a decirle a su madre y cargar en una mochila sus pertenencias. De esa forma casi en un sueño comenzó Eusebio su vida en el teatro.

Cuando llegó a Buenos Aires se encontró en una ciudad, ruidosa, con gente apurada y dirigiéndose quien sabe a donde; en un primer momento imagino que estaba sucediendo algo malo, tal vez se estaba en las puertas de una guerra y él no lo sabía, pero al transcurrir los días y comprobar que esa vorágine continuaba, comprendió que todo ese descontrol era normal,... ¡normal!..., ¿quién puede comprender que esa vida de locos era algo normal? Pero al mes, sus conocimientos citadinos, más alguna información suelta de sus compañeros de trabajo, fueron en aumento y de algún modo pudo acostumbrarse a un estilo de vida absolutamente opuesto a su pueblo natal.

Una tarde, terminando un trabajo retrasado  después del horario se salida, estaba sobre el escenario desmontando unos reflectores sobre una alta escalera, cuando una voz de mujer dirigiéndose a él le preguntó 

- ¿No te da miedo caerte?

Eusebio jamás imaginó que alguien se interesara en su trabajo, y dirigiendo su mirada, a la enorme sala vacía, una mujer lo observaba sentada en la primera fila.

- No, estoy acostumbrado.

- ¿Tu nombre es Eusebio, verdad?

Eusebio antes de contestar, trató de ver mejor a esa mujer, pero las luces próximas lo encandilaban, y entonces contestó. 

- Así  es señora, ¿necesita algo?

- ¿No sabes quién soy?

- La verdad que no, señora.

- Yo me llamo Nora y soy la persona que lleva adelante este teatro de mala muerte y a la compañía de la que formas parte.

¿Le parece señora que esto es un teatro de mala muerte?,...si le mostrara el teatro de mi pueblo, ese si que es de mala muerte.

La señora rió con ganas, y le pidió a Eusebio que bajara, quería hacerle unas preguntas de trabajo.

Las preguntas de la señora que doblaba en edad a Eusebio y las respuestas del muchacho se prolongaron todas las tardes después de hora durante varios meses.

Las charlas se convirtieron en un pasatiempo en donde existió un intenso intercambio de experiencias de una mujer hacia un joven y de un joven hacia una mujer. El respeto mutuo se tornó en sincera amistad, y por muy poco no se cruzó un límite sin retorno, la señora en soledad prefirió que mejor no.

Eusebio aprendió en esas charlas el ABC de la actuación, y también recorrió el mundo, Francia, Inglaterra, Alemania, España, Estados Unidos, Grecia, poder ver ese mundo en una pantalla de diapositivos, con los comentarios de quien los recorrió, fue una experiencia inigualable. 

La señora le decía estas cosas a Eusebio:

- La actuación querido amigo, no se puede enseñar, ni explicar, solo se experimenta y esa capacidad del ser humano de convertirse en otra persona,... buena, despreciable, déspota, o irracional, se transmite al elemento fundamental del teatro...el público, en busca de la más grandiosa y única recompensa que busca un artista en toda su vida...el aplauso de ese público, sin público, no existe el teatro, sin aplauso no existe recompensa, y nótese que digo aplauso, en singular, porque una  sola persona para el artista basta para colmar un teatro.

- ¿Y si es así señora, como usted dice, si la sala no es necesario que se llene, de que viven los artistas?

- Eso es un tema Eusebio por el que sufro y lloro, todos los días de mi vida.

Una tarde de invierno, Eusebio se despidió de la señora Nora, su madre no estaba bien de salud, y sus hermanos le pedían que fuera lo antes posibles. Una vez en su pueblo, y después de perder a su madre, sus hermanos menores a él, lo necesitaban, el tiempo transcurrió y lo que queda muy lejos, por lo general comienza a verse distinto, e incluso se olvida. 

Una tarde de siesta y calor, golpean a su puerta, un hombre con una camioneta algo vieja preguntaba por él.

- ¿Usted es el señor Eusebio?.

- ¿Así es señor, que deseaba?

- Tome, esto es para usted, y le entregó un sobre de papel madera, y unas llaves, tenga cuidado porque la marcha atrás cuesta un poco, una pregunta ¿la terminal de micros?

Eusebio no entendía, lo de la marcha atrás, y se quedó esperando con cara de asombro. 

- ¿Que le pasa amigo, nunca le regalaron una camioneta?

- No. respondió Eusebio.

- Bueno, a mi tampoco, para serle sincero, se la envía una tal señora Nora, y además del vehículo le regala toda la carga que contiene, atiendame si me acerca a la terminal, se lo agradezco.

Cuando Eusebio aterrizó en este mundo, leyó la carta de la señora Nora que decía: Espero que con estos elementos puedas organizar una compañía teatral, como la que alguna vez pretendí tener, pero solo logré a medias, por no entender que a los teatros hay que llenarlos de público.  Un beso de tu amiga la señora Nora, ex empresaria teatral.

La carga que traía la camioneta para Eusebio tenía más valor que mil camionetas, un equipo de sonido con sus parlantes, un proyector de diapositivos, y diez enormes cajas con fotografías, y diapositivas de diferentes lugares del mundo, libros de teatro, libros de obras de teatro y de biografías de actores famosos.

Eusebio no regresó jamás a Buenos Aires, y organizó una función mensual, en diferentes pueblos llamada, "Recorriendo el mundo". No siempre se llenaba de mucho público, pero el aplauso de agradecimiento jamás faltó. 

                                   FIN


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